domingo, 23 de octubre de 2016

Al campo a conocerse.



Este blog se abrió para tener fotos a mano, dado que tiro muchas y encender el ordenador para ver fotos una detrás de otra ni me gustaba, ni me gusta. Servía para dejar a un lado las que descarto y tener más a mano las que sí.

Me gustaría llevar siempre la cámara de fotos a mano, no un móvil, e incluso una cámara más grande, pero, no son prácticas. Me entretiene tirar fotos, no encuentro sentido a guardar todas las que tiro y en algún momento de mi vida tendré que deshacerme de ellas.

Hoy sólo voy a recoger los ratos que pasé ayer con el nuevo coche, por la mañana y el mayor rato de la tarde; Y esto porque el blog ha cogido regularidad, y va recogiendo esa parte de mi vida que siempre me lleva a salir, a estar en el campo. Lástima no haber empezado antes y no existir estas cosas cuando podía dedicar más tiempo a salir, ya que hay mucho en fotos de papel, en bici, andando, con o sin mochila, en coche y en moto, solo o acompañado. Habría más memoria de todo ello.






Mi primer coche fue un Suzuki, también Vitara, pero, nada tiene que ver con este aquél modelo pues han cambiado su configuración para el mismo nombre, y por otro lado los avances y los usos y gustos han convertido a estos coches en todo caminos con altura para ir más tranquilo fuera del asfalto y en algunos casos como este con tracciones diferentes para barro, nieve en carretera, etc,, pero, sin reductoras.







Por otro lado tampoco tengo interés especial en meterme en los jaleos que viví con el primer Vitara; En la compra del coche han entrado en la lista monovolúmenes, y después de ayer puedo alegrarme de haber elegido de nuevo este tipo de coche.







El campo al otro lado de la sierra no tiene barro, y se encuentra seco, pero, sin polvo gracias a algo de lluvia que ha caído. Música, torres de iglesias, y primeros y escasos amarillos de otoño.






Este coche es más alto que el anterior y en los caminos se nota cuando la altura de los dos carriles es diferente; Como en carretera, la vuelta al motor de gasolina marca una gran deferencia en sonido y comodidad.




Enorme montaña de remolacha. Cerró la azucarera de Aranda, luego la de Peñafiel, y no se ahora donde la llevarán.





Por la tarde me voy a buscar un salto de agua del que me han hablado. Me dirijo al pueblo de donde debe partir el camino.








Empiezo a subir unas buenas cuestas con terreno con piedra suelta y roderas. Encuentro tres o cuatro repechos curiosos.







Por un lado, las vistas son buenas y diviso una zona encañonada que podía ser la que esconde el salto de agua; Decido seguir porque el cañon se adivina largo y el camino podría llevarme por la parte de arriba, aunque he visto otro camino que quizá se interne en el cañón.






Por otro lado, esos repechos me llevan a pensar en probar eso del "control de descenso", algo de lo que he oído hablar y que me comentaron al recoger el coche pero bueno, vale, sin probar a ver que es eso.

Decido parar, sacar el manual del propietario, ir al Índice y leer a ver cómo funcina eso, en qué condiciones, etc. Una vez enterado, continuo la marcha en compañía de mi música.




Aguacero. Se me viene encima. Bonita luz.





Hago un bucle al recordar un camino al que salgo y que llevaba a un cerro al que me subí con el SX4, y que me llevará al mismo pueblo y pendientes del inicio.





Una vez allí conecto el control de descenso y ..., ¡voila!, el coche desciende a 10 km/h frenando no de delante que se hunde el morro, sino de aquí, de allá y yo solo eligiendo por dónde voy; O acelerando para alcanzar la siguiente bajada y automáticamente él solito coge su velocidad de descenso y otra vez lo mismo. Qué adelantos, je, je, je,...





Las vistas, mi música, salir y entrar y rodar despacio por lugares así no me dejan lugar a dudas: he elegido bien.



Para otro fin de semana me meto por el otro camino...


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