domingo, 14 de julio de 2019

Camino Natural del Tajo y baño

Manolo llamó el viernes para "una nocturna", algo normal pues el viernes hizo un calor tremendo. Tenía ya planes que iba a romper por acompañarle a él, Nacho y Mau, y que luego se me hizo difícil, así que dejé las cosas como estaban.






El sábado iba a salir con la moto, pues el domingo no podía ser por los planes en casa, y, por supuesto tenía que salir pronto porque a la una ya se está mal por la calle. Y así fue, salí, y la temperatura no fue tan mala. Me levanté con tormenta por el barrio, pero, por la cara norte, porque la cara sur estaba despejada. Desayuné, eché otro vistazo a la calle, no había rastro de nubes y salí.




Como se trataba de tormentas aisladas, mantuve el plan, y me alejé de la urbe con el mayor confort de los dos cilindros y los neumáticos mixtos. Eché gasolina, y me fui a buscar el camino que tenía en mente.





Primero fueron las buenas vistas de las que disfruté en un principio, aquello, de divisar largos valles desde arriba, con descensos muy largos, con el camino serpenteando de loma en loma y viendo como continua lejos. Y luego, que entre el riego de los maizales, y el pedazo vadeo que encontré, la moto llegó a casa como en una salida de otoño, invierno, en los días que encuentras barro. También hubo algún susto de "¡que se me va la moto!"





Me limité a seguir los carteles. Y en un momento dado me encontré el camino muy estrecho, y, sobre todo, con barranco de no te equivoques porque a la mínima te vas para abajo y no te encuentra nadie, ni tienes a nadie que avise a alguien.



Pensé que se me había acabado el chollo de guiarme por los carteles, de buscarlos y continuar o dar media vuelta por encontrar la cruz que indica que era por el otro lado.




Pero, fui rodeando la zona, y me encontré que se podía acceder a la ruta por otro lado




Y  más riego....




Mira por donde aparezco al otro lado de esta presa ya conocida. Te queda más cerca para disfrutarla, y su sonido es tremendo. Frescor. Fuera ropa, casco, a patear y a disfrutar.




Doy cuenta del melocotón, me hidrato con agua fresca del termo, y unas foticos.



Poca gente, cosechadoras y tractores, y vaya vistas que regala la zona.



No se cuantas veces paré.




LLego a zona conocida; La primera parte del recorrido de 60 kms está hecha, y me persigue un nubarrón que me va alcanzado.



En compañía de unos pescadores, veo que la nube va para donde Mapache, Ricardo, Luis yo, camino de Valeria, nos chupamos unos kms agotadores de barro. 




Provisto de chubasquero, decido carretear de vuelta, no a casa, sino a la playita descubierta, zona de baño autorizada y que encuentro con gente, no mucha.





No cae agua, y he de quitarme el chubasquero, que entre que es negro, y que el calor sube, parece que llevo una sauna. Y es que la chaqueta clara y amplia, para el verano, es el mejor modo de ir en moto en este tiempo, y que he descubierto muy tarde.



Encuentro el agua fría, no congelada, y el baño me resulta perfecto. Es más, cuando me estoy secando me meto de nuevo. Ojo con la corriente. Puedes con ella, pero, la sensación de que se te lleva no me hace gracia.

Encantado con la zona. Poca gente, puedes ir por la carretera de pie disfrutando, hay curvas, vistas, pueblos, no es la Sierra de Madrid, u otras zonas preferidas, pero, uno se cansa de gente, de coches, de rotondas, y por aquí me siento con más libertad de movimientos y sin sensación de molestar.

Tengo otro camino pendiente con ruta. Veremos.