Una pena, pero hay más días que longaniza, y una par de lugares más planos que a ver si recorro en breve con los colores que la Estación anuncia, antes de repetir la subida algo más preparado.
Que tranquilidad, belleza y olor a vaca. La primera hora ha resultado la mejor. Subida aceptable para mis fuerzas y rincones para admirar.
Seis grados a las nueve menos diez de la mañana. Si en algo he acertado además del lugar, ha sido en la ropa que he llevado; Justa
Toooodo verde.
Y los pinos..., lejos,
Un disfrute
Razón de sobra tiene el amigo Manolo cuando dice aquello de que en la bici entras en calor rápido y a dar pedales.
Este pueblo me tiene asombrado. ¡Tan cerca de Madrid!
También había caballos y aves que no he podido "recoger" y de las que he disfrutado andando junto a la bici.
Hay que dejar la bici unos metros antes de la chorrera. Lo peor puede venir si al volver no la encuentras; Obsesionado con el robo de la anterior, echo a correr hasta encontrar a la familia del Megane del retrovisor loco, quienes me dicen que no han visto a nadie. Y Nadie puede haber pasado con ella entre el barranco y la montaña.
Y es que al bajar esos metros, lo hago dos metros más abajo, y no habia visto la bici, escondida donde la había dejado pero quizá demasiado. ¡Que susto!
El camino de salida, y entrada, a la Chorrera es un pasote. Hay que cargar con la bici en algún paso.
Y, ¡hala para arriba!, donde empiezan los fallos en la pierna que me llevan a bajar hasta San Mames, y desde ahi por carretera hasta donde dejé el coche, y que encuentro con las luces conectadas, sin lucir, y sin bateria.
Gracias al Sr Alguacil de Lozoya y su Precioso Patrol que me ha ayudado a arrancar el Suzuki y volver a casa a comer.
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