Este fin de semana ha tocado un paseo en coche por caminos de Segovia cubiertos de hojas.
Paralelo al río, entre pinares, campo abierto con fondo de la Sierra y poca gente, nada que ver con el verano.
Todo solitario, y susto de aves diversas que se sorprenden aleteando sobre el agua, y no se si avisándose unas a otras al ver a un ser humano a esas horas por allí.
La rampa de bajada, por la que me tiré con la bici en el verano.
Odio las fotos del móvil, pero era lo que había.
Lo mejor del coche es poder ir escuchando la música que te apetece, y que ensalza el entorno que en silencio ya es excepcional.
Lo peor, que es una salsera. Recuerdo otros tiempos en los que los acompañantes, no conductores, terminábamos hasta las narices tras horas de caminos.
Conducir es otra cosa, y por la arena divertido de verdad; Arena sin demasiadas complicaciones, que esto no es mas que un todo camino ayudado por cuatro ruedas motrices pero sin altura, facil de empanzar si te despistas.
De vuelta, y de regreso por carretera, cargado, pienso en la versatilidad de estos todo caminos, de lo que ofrecen y lo bien que van por caminos y carreteras.