lunes, 15 de julio de 2013

Cabañeros

Tras varios intentos desde primeros de junio para salir de acampada (moto cargada hasta arriba con silla, camping gas, luz, silla, tienda, comida,..., que si no no tiene gracia), encuentro el día y no hay marcha atrás para llevar a cabo un plan. En este caso será Cabañeros con el deseo de empaparme un poco de aquello.
Comparto el plan con quince personas, a quienes ofrezco venir si les apetece, y llegado el día antes de salir no hay ninguno que quiera venir y solo dos me preguntan si mantengo los planes por si les diera por salir.
Así que, llegado el momento, la hora, con la moto ya cargada a poquitos desde el viernes, me pongo en marcha a las ocho y cuarto de la tarde; Poco calor, autovía de salida con la que siento como me alejo de la gran urbe sin prisa pero sin pausa, y, después, carreteras en las que encuentras ventas, gente en la calle sentada al pie de la puerta de casa tomando el aire y adelantando preciosos, todavía para mi gusto, Patrol azules seis cilindros en muy buen estado, con el sol a 45 grados y no se cuantas aves colgadas de las catenarias parece que disfrutando de la vista.

 


Entre 90 y 110 km/h alcanzo el desvío definitivo de la carretera que se interna en el Parque Nacional de Cabañeros. Me encanta su ""asfalto"".





Inmediatamente, cambia el escenario. Me quedo perplejo.






Y la temperatura desciende, al igual que el ritmo, no ya porque el pavimento no haga cómodo rodar a cierta velocidad, sino porque cambia todo, y me siento relajado conduciendo despacio observando el entorno.










Quien conozca el vídeo de Honda del modelo Transalp 700, podrá encontrar en este viaje escenarios similares, incluso en este alto existe unas piedras que bien podrían pasar por el momento en que el conductor de la Transalp alcanza el "Col de Bonete"





Aquí me quedo sentado unos breves instantes, echando un trago de agua, disfrutando de la paz que transmite el lugar.





Desde Madrid este viaje es un paseo de poco más de hora y media, sin prisas, pero me lleva más tiempo por las paradas bajándome de la moto y sin bajarme para observar el paisaje. Y no digamos cuando aparecen los primeros ciervos, que abren una nueva página al viaje pues no paran de surgir en esas cerradas curvas que sobrepasan regueros que conservan algo de agua bajando.
Por fin llego al camping. Aparco pegado a la casa donde imagino se encuentra la oficina, restaurante y demás y sorpresa, gran sorpresa: ¡me reciben aquellos dos que si pero no, aquellos que preguntaron si mantenía el plan!
Tras ayudarme a montar una tienda nueva, desconocida, nos fuimos a cenar, y pasamos un rato largo preguntando por nuestra vida, los nuestros, poco por no decir nada de motos a Dios gracias.
Tras una noche de cielo limpio y estrellado ( teníamos en el camping gente observando las estrellas con unos buenos aparatos) en la que nos sorprendió el fresco y algunos ladridos nos levantamos con la idea de dar una paseo más corto del que yo me había propuesto corriendo, pero estaba acompañado y de muy buena gente.





Nos fuimos por la ruta de El Boquerón, para conocer las Torres y el río Estena, todavía con agua.





Una pequeña caída de agua me llamó la atención e hice bajar a los abuelos a la poza que, al final les llamó la atención más de lo que ellos mismo pensaban. Yo me sentía como pez en el agua.







A la vuelta, desmontamos el campamento, desayunamos y dejamos foto para el recuerdo.




Parados teníamos algo de calor, pero en marcha hacía un fresco muy agradable, y que nos acompañó hasta las doce de la mañana, hora en la que ya se iba bien pero ya con calorcillo.








A paso lento, de disfrutar, recorrimos la carretera que atraviesa el Parque, encontrando muy poco tráfico. Había alguien con necesidad de volver a comer a casa, por lo que llegar al embalse de la Torre de Abrahan se dejó de lado pero no la visita a la Chorrera.
Bajar a la Chorrera y subir dieron a esta ruta trail de carretera un toque campero, con una pendiente al final inesperada, para lo que no andábamos preparados. Bajé y el ultimo tramo  lo dejé y avisé porque era de vuelta y estrecho para dar la vuelta a las tres motos.




La Chorrera decepcionó, no por nada sino porque estas fechas difícilmente pueden provocar caudal, pero bueno, vista esta, para mi por segunda vez ya que hace años estuve con Angel (Ziervo) ahí mismo pero no haciendo esta ruta completa.




Nos pusimos en marcha para seguir la carretera que rodea el Parque y en un desvío nos separamos pues yo volvía a Madrid y ellos ... Yo terminé la ruta del Parque algo agobiado por la gasolina; El testigo de reserva no es un piloto, sino un parpadeo de todos y cada uno de los cuadrados que identifican el llenado del depósito, y esa carretera de curvas y curvas, de pendientes arriba y abajo que no parecía que llevaran al final del Parque, solitaria y sin cobertura, junto con el estresante ritmo del aviso de reserva y el paso de los kms, me hicieron tomar medidas y llegar a hacer unos 17 km a motor parado cuesta abajo de los que 10 fueron continuados.





Por fin llego a Navahermosa donde lleno el depósito de 17,5 litros con quince. Visto que ya no me merece la pena comer, que hay tiempo para llegar y estar con la familia, pongo rumbo a Madrid disfrutando de la moto y de la carretera a otro ritmo pero manteniendo en la autovía los 130 sin pausa.

2 comentarios:

  1. No te puedes imaginar la envida que me has dado.

    Gran fin de semana, por lo que veo, pero no me queda claro donde está la chorrera de la que hablas.

    Por cierto, me encanta tu blog. Un saludo!

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  2. Muchas gracias. No se si te conozco encuyo caso perdoname. Acabo de empezar de nuevo con el blog, una vez llegado de vacaciones, y estoy mirando los comentarios.

    Te agradezco tu comentario sobre el Blog. Espero que algún lugar te interese y lo visites.

    Saludos

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