domingo, 7 de junio de 2020

Al Cristo de Rivas



Bueno, domingo 7 de junio, de 2020. De nuevo, el despertador me despierta sobresaltado a las seis de la mañana, tras meterme anoche en la cama a las casi doce, al terminar de ver un rollo de película de aquí te espero en el Amazon Prime. ¡Menuda rachita llevan, y llevo mal escogiendo!

Baño, desayuno, me visto con el impermeable puesto que haga las veces de cortavientos pues han anunciado bajadas de hasta diez grados de temperatura, y al garaje.

No hay fotos, salvo la que atestigua que he llegado al Cristo. Por lo demás, nada, un rollo. Ha tocado no acertar con el camino escogido. 

Primera parte. LLegar al Cerro de Almodovar. Sin subir. Cerquita de él, el Gps me anuncia que a pocos metros empieza el primer camino del track que me llevará al Cristo. Empieza de lujo. El panorama me recuerda a cuando mi padre me llevaba de paseo con la bici de pequeño. El andaba con su periódico, y yo iba y venía. Una gozada. Un grandísimo momento, pero, llego a la carretera, y topo con una valla, de las de alambre con agujeros cuadrados. Veo huellas de bici, pero, no encuentro por dónde pasar. Miro, remiro, dejo la bici, voy, vengo,..., no hay hueco. Miro atrás, por volver. ¡Y unas narices! 

He de saltar. Coloco la bici arriba de la valla, sujeta por el pedal y el manillar. y busco dos barras bien sujetas para pasar. Como una gacela salto, ja, ja, ja,..., y ja, y por el otro lado, engancho la bici y me la paso. Bien. Pues no. Mal, aquello o se incorpora a la M 50 o no se. Muy raro. No calles. Ahí entras en un lugar para unas naves y como todo está como a medias no hay mas que la M 50. Me meto a pasar por debajo de ella, por un vertiente de aguas, inclinado, y escurridizo. Como un pato, yéndome abajo consigo cruzar. No lo habría hecho de no llevar la seguridad que el Gps da, pues a nada, esta el camino que llevaba programado. Una vez cruzado me encuentro con..., nada, ni senda, algo adivino, y paso pegado a la via del tren que tenía en mente, y otro desvío de la M50, que luego veo que es una salida muerta, pues, todo aquello corresponde a Los Berrocales, sin construir. Por fin, veo bicis, pero es la carretera. Atrás queda Vicálvaro, y para el otro sentido se va a Mejorada del Campo. Vallas a uno y otro lado de la carretera. Sigo hacia el Cristo, adelantándome bicis y bicis de carretera.  ¡Cuánta pasión! ¡Y no veo que acabe la valla para colarme y buscar el camino que queda a mi derecha. Más adelante paso una vía de tren que cruza, y efectivamente el camino que había marcado pasa por el puente que la cruza, pero, ¿para qué? No se puede entrar. Una cuarta parte de Madrid vallado, campo abierto, yo dándome con la cabeza en el manillar, porque no puedo pisar tierra y no me gusta ir por la carretera con la bici. El espejillo retrovisor me calma, porque veo quién viene.

Y, por fin, llego a Rivas. Callejeo entre urbanizaciones nuevas, bajo al Cristo y cerrado. Dejo la bici por asomarme a los cantiles, pero, no hay hueco. La carretera baja muy pegada al margen. Un peligro. 







Me tomo el aperitivo que llevo y comienzo la vuelta. Por fin encuentro un camino que podría llevarme a los cantiles. Pero a los diez minutos veo que quedan apartados y que hay que rebuscar. Puedo bajar recto, pero, no quiero buscar el pinchazo. A las diez hay que dejar de hacer ejercicio. No me da tiempo. Asi que regreso por donde he venido hasta Vicalvaro. Doy unas vueltas por ahí por que las vallas siguen y no me dejan entrar en Cerro de Santa Eugenia. Lo mismo de antes pero al revés. Y mira por donde descubro por donde pasa. Vaya toalla.





Vamos, que tengo que buscar otra forma o lugar para ir hasta los cantiles desde casa, y si no habrá que pensar en tren.

No me conzco. 38 km y mis piernas no se han quejado. Esto antes del confinamiento y uso diario de la bici estática no me ocurría.

Probará con 10 más.¿Dónde puedo ir?



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