¡Qué gozada sacar la moto cuando ni estaba pensado, ni el tiempo acompañaba!
Cargaba el lavaplatos hoy, día lluvia, cuando entra pedazo de rayo de sol por el balcón que da para el sur de Madrid.
Sigo con ello, y el rayo se mete más en la cocina, y me da en toda la cara, a lo que mi cerebro responde con un "¡Me piro a la calle ya mismo!" Pero al incorporarme, veo claro que el café será en mi querido Chinchón y que me largo ya.
Remito mensaje por "guasá" a un grupo donde hay "vecinos" moteros por la zona, y les digo:" Chicos en 20 minutos me pongo a vestirme para irme a tomar café a Chinchón; Si podéis en la Plaza os veré"
Sólo me quedaré. Pero en compañía de estos "600" deseables.
Tomo cafelito en barra del Parador, compro pastas y torta (lo que entra en mi querida y remendada mochila de 10 litros) y me meto por los lugares seguros fuera de la carretera camino de casa.
Conozco muy bien este terreno. Son muchos años, alegrías y malos ratos peleando con el guardabarros bajo. Hoy estreno uno alto, ¡peeeeero! sigo sin confianza con su curioso y extraño montaje, y he salido a por "unos bollitos" - lo de "unos bollitos" tiene su significado que no viene al caso, pero, será algo que me haga sonreír el resto de mi vida -, con hora de vuelta para disfrutar de otras cosas, por lo que no quiero salirme un metro del terreno duro, porque aunque parezca que si, que bueno, que todo bien, el barro botijero está ahí, deseando atraparte.
¡Menuda tarde se queda! Camino a Chinchón me han caído dos "chubascos dispersos" de esos de "por toda la Península". Muy agradables, lluvia fina, y horizonte cargado de nubes hacia este lado al que voy. Pero, sale el sol, la temperatura agradable, colores del otoño que no fotografío por que los veo pero están dentro de la valla o pegados a la carretera - ¡y no! - y de pie sobre las estriberas voy de "disfrutón" - tónica cada vez más arraigada -
Y este casco..., ¡ay este casco! Me hace ir más despacio, de acuerdo con el grado del aire que quiero que me de, puedo llevar gafas de sol, o las gafas de enduro según el momento,...
... y el ser más abierto me llena, y paro y ni me lo quito porque me siento más cerca de fuera.
Me despido de la laguna, y de sus sonidos, me pasa al lado un cerdo blanco con mancha marrones ¿?¿?¿?¿? y me marcho para casa A Lo Otro.
Al final se ha llenado de barro, de atravesar los charcos, cosa que no logro evitar....
¡Qué suerte! LLeva rato lloviendo... Qué buena tarde he tenido y nos hemos zampado la torta.
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