viernes, 10 de febrero de 2017

De humedales

Febrerillo el corto y el loco.

De los lugares que para hoy andaban en mi cabeza había una diferencia de 5 grados, pero uno al norte y el otro al sur de Madrid. Elegí sur; Salí a las nueve y de nueve y media a diez y media lo he pasado mal por frío. 







La temperatura era baja, el hielo de las bañeras lo dejaba claro, y la chaqueta que me abrigaba no era la adecuada tampoco.En los primeros caminos la rigidez del cuerpo era aplastante y cualquier rodera que veía se me hacía un mundo.






A las diez y media paro. Hago una llamada y me preparo ahí mismo un café muy caliente.  Recupero el ánimo entre la bebida caliente y el sol que empieza a sentirse. "Dos bajo cero tenemos",  me dice un tractorero. ¡Recáspitas con el Sur!





Este refugio aparece en Google Earth en una foto muy simpática. Al verlo lo identifico rápidamente y echo un vistazo. Sónrío. 

Al poco, encuentro un buena pendiente con el terreno muy malo por la helada. Se me va la moto. Bajo con cuidado. Mucho.

El terreno se va secando según avanza la mañana; El paisaje es monótono, agradable con el verde que empieza a aparecer tras la siembra, y pasa rápido pues las pistas te dejan acelerar y las viñas van quedando atrás rápido.

Y llego.










Me desplazo por los alrededores para disfrutar desde abajo, desde un alto, por aquello de "aprender a no pasar de largo"; Las aves se marchan al otro extremo y todo es paisaje y "medio natural" protegido, y casi que me alegro, por no ver las orillas llenas de papeles, plásticos, vidrio, latas, etc. Un placer llevar prismáticos.










La ruta comenzaba en Ocaña, y me puse, me puse, y me salieron 150 km de caminos de "track". Pero me entretengo con cualquier cosa y veo que no lo termino hoy. 

Me dirijo al pantano de Finisterre. Me tropiezo con una gasolinera, donde paro a rellenar para luego no sufrir buscando y preguntando por una, y decido avanzar algo por carretera con las explicaciones de la amable surtidora y cobradora.





Y como se acerca la hora de comer, a petición de la boca de estómago que es como un reloj suizo, veo que paro antes de llegar al pantano. Y mira tu que aparecen a las dos dos molinos manchegos muy majetes que les oigo que me llaman. Asi que abandono la carretera y me voy por ellos.





Pongo a calentar las lentejas y mientras me paseo por el lugar.





La torre también tiene foto pero salió mal... grgrgrgr




Como, recojo, otra foto por aquí y por allá, y vuelvo a desviarme para ver esa Iglesia que destaca al fondo ...








... y la fachada del que resulta ser un Palacio con dos torres laterales que veía comiendo. Se trata de Tembleque.






Fachadas blancas, todo bien pintado y arreglado, "cagoen como odio Madrid" y tiro para el pantano. Subo a la presa, me paseo andando, y aquí me quedo, 50 kms del final de ruta marcada que continuaré otro día para disfrutar del pantano, montes que me rodean y casas cueva que encuentro a derecha e izquierda del camino. Las orillas del pantano cerca de la presa llenas de "plásticos y plastas"; ¡Ay que ver cómo somos!





Costó empezar, pero vaya día se ha quedado, y anuncian lluvias para este fin de semana, por lo que otra salida que me llevo y que dejo con ganas de haber continuado y haber dormido por ahí, en alguna parte para seguir al día siguiente.




Pistas rapidas a Los Humedales from Jesus Alloza on Vimeo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario