El recorrido lo hice no hace mucho, aunque no era motivo para rechazar la invitación ni mucho menos.
Había muchos alicientes: grandes y pequeños, comida en el campo, día completo fuera de casa, nuevas personas, ...
El entorno, y los pequeños jugando unos con otros, esforzándose y haciendo algo tan sencillo y sano, me hicieron pasar un día formidable.
De los Grandes, nada que decir: compañerismo, muy atentos todos con nosotros, los nuevos, y yo encantado en volver a participar en algo parecido en cuanto fijen nueva fecha.
La comida en el merendero tuvo de todo. Es admirable el esfuerzo de todos en llevar hasta manteles, termos de café, y ¡bota de vino!
El regreso lo hicimos en silencio, con música bajita en el coche y disfrutando de los últimos instantes de luz.
22 en total.
Espero que se repita pronto.
:-)
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