martes, 9 de septiembre de 2014

Superluna

He llegado pelín tarde para ver salir la luna: nueve menos cuarto como me ha recordado en varias ocasiones y repetidamente Don Jesús Arnaiz. Sin embargo, al subir el cerro no veía la luna y tras la media vuelta en el camino que he elegido y era erróneo, me la encuentro frente a mi saliendo al fondo, amarilla, tras una bruma que impidió verla antes.






Al llegar arriba, lo primero que he hecho ha sido tirar de prismáticos.




A mi izquierda un grupo de gente, y tres o cuatro con cámaras con objetivos grandes, y a mi derecha una pareja con trípode y buen objetivo.





La cámara que llevo no vale para estas cosas, pero me pongo con ella para dejar recuerdo de esta tarde noche.





Saco el trípode y me tiro a lanzar 74 disparos, probando y jugando con la luz, distancias, color, etc, pero la luna sigue su camino y va perdiendo tamaño, que no brillo.






Aparecen dos grupos de corredores, con sus frontales que les da una luz para seguir el camino que me deja "bocas", como Manolo con sus luces de bici la tarde de bici con la preciosa ruedas gordas de Carlos.






Esto es Madrid. Aqui hay gente para todo, más o menos, y actividades a todas horas: ya te puedes sentir todo lo lobo solitario, o rarito que quieras que no, no hay un pez más grande, sino muchos, que no tienen nada, pero nada de pereza para hacer lo que sea a la hora que sea.






Me meto en el cuerpo la cena que me había preparado a toda prisa y termino el rato con los prismáticos, observando el enorme brillo de la luna.






Hasta Tu vuelta.

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