"" De Madrid al cielo, y allí una ventana para seguir viéndolo.""
Deseaba una salida de ir despacio, de hacer campo desde lo más cerca de casa a ritmo de poder mirar los detalles del paisaje, del otoño; Y quería compañía aunque encontrarla para las horas que me vienen bien a mi resulta complicado.
Sin embargo he tenido suerte y Nacho y yo hemos tenido la posibilidad de salir por primera vez solos, vernos de nuevo y acercarnos algo más de lo hasta ahora que hemos coincidido en grupo
Envidiable familia motera; Si consiguiera lo que pretende espero que pueda enseñar a su familia los rincones que le he enseñado en el día de hoy; Y es que efectivamente en todos los lugares hay rincones que disfrutar y no hace falta irse demasiado lejos.
He escogido las zonas más fáciles con el fin de poder distraer la mirada del camino ( ¡Casi me estrello nada mas empezar la ruta!!, pues ¿quien iba a imaginar que habría en mitad del camino un montón de arena de esos para una reforma, obra, etc?), dejando las escasas zonas mas juguetonas de la zona que conozco para otro dia que lleve otra idea. ¡Y Nacho sin protestar, igual le daba por aqui que por allá!
Y así ... pues a disfrutar de las alamedas, de la luz temprana, del abundante caudal del río que hemos recorrido durante unos cuantos kms, de las zonas forradas de hojas caídas y del fresco de la mañana.
¡Extraordinario lugar al que se accede por un costerón no muy largo que, superdado, te ofrece esta magnífica vista
¡¡ Hombre al agua !!!¡¡¡ Hombre al agua !!!
Salimos de este lugar por el costerón ahora de bajada y nuevas subidas en las que da el sol justo de frente. Ambos disfrutando de cómo traccionan los bicilíndricos, y, evidentemente cada uno con las distancias que marcan su cilindrada.
Al poco, encontramos esta bonita imagen. Se trata de este y otro aerostato que veíamos sobre el Tajo y descender suavemente sobre el suelo.
El siguiente paso era el de cruzar el cauce del Tajo y subir al primero de los castillos a visitar.
Tras el cigarrillo y charla allí arriba en compañía de bicicleteros, otros moteros y cuatreros, continuamos la marcha hasta el siguiente punto, muy cercano
Corta parada para disfrutar del ambiente ...
... y a subir otras cuestas, una especial en la que una vez arriba paro el motor y al poco escucho unos gritos que para que. Me bajo, echo a correr pero Nacho sube entero. Para y le pregunto si se ha caido o tenido algún problema y ¡no!, ¡¡¡¡tan solo subia emocionado pegando gritos, el jodío!!!
Cruzamos Noblejas y ahora viene el rato de ver el velocímetro entre 80 y 110; Pistas abiertas, rápidas, mirada al frente, sierras a lo lejos que alcanzar, tierras en las que crece el cereal, olivos, y por fin los restos del Castillo de Monreal donde paramos, ponemos fin a la mañana y regresamos tranquilamente a Madrid por carretera.
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