Nueve a las nueve
Inicio de temporada.
De lo que empezó a hablarse allá por el martes a lo que ha salido..., nada que ver; Eso si, parecía común el ánimo de reencontrarse y vernos las caras. Algunos no han podido, y esperamos juntarnos cuanto antes en la mundo de la moto o de los pedales.
El guía mantuvo un ritmo de paseo agil, nada de correr e hizo alguna que otra parada para charlar, fumar, beber y tratar el tema del día: "de cómo los legisladores lo hacen en su beneficio, sin nusticia para ellos, sin pensar en la realidad de los demás y estos pagando sin excusa"
Monocilindricos tras los que disfrutar de su dulce petardeo, clásicos, sencillos, y otro más ligero, rápido con diseño actual y liviano, junto a bicilíndricos medios y tope de cilindrada que tanto gusta verlos fuera del asfalto, utilizados para lo que fueron diseñados, todos avanzando silenciosos y suaves sin molestar en exceso a los caminantes, ciclistas y jinetes que encontramos
La ruta comenzó saliendo de Madrid por caminos que han encontrado con el tiempo los obstáculos del progreso, de esas carreteras que rodean a las grandes ciudades llenas de gente, con vehículos para cada familia como Henry Ford soñó, y que del blanco y llano del terreno vamos encontrando más lomas y vegas en las que en sus alamedas aún se puede oler a fresca humedad al pasar.
Y al alejarnos encontrarnos adobe, teja castellana ...
... y los caminos se van cerrando, con subidas y bajadas mas pendientes, más piedra suelta, AAAAgua, etc
Como decía, el ritmo hacía posible disfrutar del paisaje, del aire y de las vistas de aquélla sierra cada vez más cerca; El polvo, igualmente, exigía mantener abiertas distancias con quien iba delante y de la misma forma permitía mirar a lo lejos y Ver y , a la vez, no perder rastro gracias a los restos de polvo que dejaban los de cabeza.
Y ya más altura; La teja castellana queda atrás y ya vemos tejados de pizarra propia de esta Sierra que todos los madrileños con moto conocemos.
Unas curvas de buen asfalto rodeadas de cárcavas rojizas y profundas para llegar a un lugar donde comer, y donde alargar la ruta un poco más allá, mostrando unos caminos, rincones y angostas sendas, antes caminos claros, donde un punto más de esfuerzo, habilidad y estiramiento de extremidades nos pone un poco a tono.Dejo una serie de fotos del lugar y de los momentos vividos por parecerme bonitas por el paisaje, por el número de motos trail reunidas con sus luces y por la sensación de grupo, de compañía y de compartir el día y la moto con quienes apetece.
Parada para observar a los elegantes ciervos salir pitando ante el jaleo y colorido antinatural que se les presenta en su tranquilo y profundo valle.
Y subida a la que fuera una bonita población de la que queda... nada, pero estupenda para comer un bocadillo o dormir al raso.
Y por fin terreno abierto a 4 km del bocadillo y del refresco compartiendo historias del guía que..., ¿escribirá un libro? Me quedé sin saber que furgoneta tiraba de todo aquello que decía.
Agradable comida y ""¡¡¡Gracias Guía!!!""" Supongo que tu recuperación te llevó a decirnos que te encontrabas Pletórico de aquélla manera tan generosa y no por otro motivo.
¡¡¡Hala!!! Hasta la siguiente
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