lunes, 30 de septiembre de 2013

Lo mejor: el refugio



Los primeros charcos de la temporada. Las ruedas me hacían cosas raras y no se si estaban mal de aire o si era el terreno empapado pero sin ser jabonoso. El caso es que era divertido. Lástima no ir en grupo por que era día para hacerlo al no levantar polvo.



Quiero imaginar que los dos gatos que estuvieran vigilando contaban con medios para alertar y solicitar información de la matrícula de la moto que "merodeaba" alrededor de la valla. Que no es por nada pero me gusta pensarlo. Nada más lejos de querer escabullirme me coloqué frente a una cámara y con los prismáticos apunté a las antenas, que nada ves, pero como radio aficionado me atraen como a ellas escuchar el espacio.



 




Apuntando a La Alcarria encontré pistas de lo más relajantes, en una tarde que salió algo el sol, se respiraba humedad y paja mojada, y disfrutaba del placer de mirar al horizonte; Seguía una huella de rueda de tacos que no debió pasar mucho antes que yo, y que dejaba marcado el terreno al frenar ante las trampas de jabón que encontraba. Era como salir acompañado. Parece que íbamos los dos pensando y disfrutando de lo mismo pero a horas distintas. Hasta imaginé encontrarle en algún bar del pueblo siguiente.


El paisaje comienza a cambiar


Tuve que dejar la moto y andar unos metros para acercarme al refugio que se encontraba no se si escondido o construido entre unos arboles para darle sombra. ¡Una chulada por lo grande y su perfecto estado!



 


Para una persona bien, para dos vaya, pero tengo ganas de pasar una noche en uno, y se trata de una experiencia que me despertó mi buen amigo Gonzálo, quien igualmente tiene pendiente hacerlo algún día.



Volví hacia la moto, y al poco enganché con un camino retorcido entre carrascas y una valla a la derecha que resultó de lo más entretenido. Estuve por dar media vuelta y recorrerlo de nuevo, pero, bueno, di prioridad al rumbo que había marcado aunque salí a una carretera con algunas curvas con buen asfalto que con una trail cambias el chip y el asfalto se vuelve amigo para disfrutar de él y del pueblo a donde me condujo.



Tras unos minutos aquí parado, me puse en marcha para volver a casa y completar unas cuatro horas de moto y campo en un fin de semana que tanto lo he necesitado.








2 comentarios:

  1. Bien Jesus... El destino baraja las cartas, nosotros las jugamos... en este caso "tu"
    Un saludo
    Medel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anda, qué rápido has dicho algo. Ilusión me hace. Compartimos estilo de moto, de salidas al campo con moto y cámara, y de disfrutar de lo que los demás hacen .
      Gracias Manolo. Lástima no tener más tiempo para ti y algún otro que gusta de lo que hacemos.

      Eliminar