domingo, 9 de junio de 2013

Ritmillo

Durante la semana pasada,  sentía ganas de salir con la moto con la intención de probar el hombro, y pensé en acompañar a los chicos de las "Brunetadas", siempre con un ritmo más ligero, de forma constante, que lo que llevo haciendo últimamente y más con la tendinitis.


 

Me interesaba la constancia, estar el máximo tiempo siguiendo al grupo y ver cómo funcionaba el hombro, así como ver al día siguiente si molestaba o no.




Sin embargo, al levantarme, me asomo a la ventana y el cielo anda muy, muy gris, y hacia el norte más, y teniendo en cuenta el pronóstico del tiempo me decido a no arriesgarme a calarme lejos de casa y en todo caso que me ocurra lo más cerca de ella.



 
Así que me voy a mi camino más cercano, sin demasiada ilusión por ese cielo y algo de viento que no consigue más que hacerme pensar "me voy a calar"




Metido en "el fregao" empiezo a calentar el cuerpo; Los primeros baches, roderas, arenilla, taludes, etc, me animan; ¡Y el tiempo no va a peor, al contrario!



 
Disfruto de los colores.




Y dejo el repetitivo y agradable "track" para jugar por caminos desconocidos.



 
 Camino arriba, camino abajo, más amplio o menos, buenas pendientes.

 

 
Algún costerón con piedra suelta. El hombro aguanta: el ritmo es más elevado que semanas atrás y no dudo en bajar, subir, cruzar, sortear y dar media vuelta.




Contento con ello, me paro a tomar un café.



 
Si, no en un bar: ...




... al aire; Uno, amigo del campo, de sus actuales colores ¡y olores!
Continuo mi marcha, y alcanzo un buen ritmo, de disfrutar, a pesar de ir solo. Hacía tiempo.
 
 
 

Y al bajar el valle recuerdo el camino ese de allí, de lo juguetón que marcha paralelo a la valla



 
Y a por él me lanzo




¡Que divertido!

 


Y lo justo para desembocar a pocos kms de la A III y a tiro de piedra de casa.

 


Tengo fines de semana ocupados ya. Espero ya en julio hacer algo ya distinto y dormir al raso.





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