lunes, 22 de marzo de 2021

"Acorralado" en Madrid

 


Dormí mal, y me costó levantarme. Pero fueron 15 minutos los que me retrasé respecto de la hora pensada. 

No había duda de que no era posible el desayuno de otras mañanas. Hacía viento y frío, con lo que parar, aguantar sentado y tomar algo, ni debajo de mi casa podía haber sido, ahí en el bar con estufa en la acera. 


En los primeros pasos por el campo, se me cae la moto. Como la dejé caer despacio, aguantando su caída, no me preocuparon los plásticos, y lo que me llamó la atención fue retirarme los guantes: ¡Qué frío!¡Las manos se me quedaron heladas en un minuto!

Las ruedas quedaron altas. No podía levantar la moto, en un primer y segundo intento. Decidí retirar el equipaje para agarrar la moto mejor. La moví un poco en el suelo para colocar las ruedas, y..., ¡arriba! La defensa y la hierba con terreno blando permitían no correr riesgo con las carísimas tapas.




¡Qué colores del campo y a estas horas! Me han enganchado pero bien. Estoy deseando repetir.

No me preocupé de ir donde había pensado. Fue todo un continuo cambio de planes. No terminaba una pista, pero, al ver la Sierra de Madrid, y el inicio del cambio de terreno a rojizo, me di cuenta de que podía estar ya camino de otra provincia. ¡Me sentí Acorralado! Y de ahí el título, y creo que habrá más partes que en las pelis de Sylvester Stallone al paso que vamos.



Horizonte, valles, bosque, encina, carrasca, luego más olivo,..., muy, muy bonito, fincas, casas desperdigadas de campo para mi envidiables, que no me canso de ver y curiosear de lejos. Y caminos y caminos. Una gozada.


Ratos de paisaje, ratos de disfrutar de la moto, ratos de estudiar como mi mayorcita y obsoleta montura rueda de lujo, me hace sentir seguro; Juego con el GPS viendo el nombre de la zona. Y me paro.


A sotavento de unas carrascas con maleza suficiente, me pongo fuera del camino, pero, no lejos de él porque se siente que vuelve a soplar. Sol, café, los frutos secos de costumbre y prismáticos. Aquí paso un buen rato, para luego reemprender la marcha por unas pistas altas, inagotables, que me harán parar algunas veces para mirar lejos, algo con lo que disfruto.


Y llegada la hora, a casa, temprano para disfrutar... de otras cosas. Cinco horas de concentrado disfrute, moviéndome por donde nos dejan, y a horas en las que nadie se siente molestado.

No me gusta el video que ha resultado, pero, bueno.





Acorralado en Madrid from Jesus A on Vimeo.

Acorralado en Madrid from Jesus A on Vimeo.

1 comentario:

  1. Me encanta, y me pellizca un poco no estar alli contigo, pero... me pasa lo mismo que a ti, la soledad de uno mismo es doble de libertad para hacer y deshacer en todo, se es mas uno mismo con las circunstancias del momento!
    Un gran abrazo
    Medel

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