No había duda de que no era posible el desayuno de otras mañanas. Hacía viento y frío, con lo que parar, aguantar sentado y tomar algo, ni debajo de mi casa podía haber sido, ahí en el bar con estufa en la acera.
En los primeros pasos por el campo, se me cae la moto. Como la dejé caer despacio, aguantando su caída, no me preocuparon los plásticos, y lo que me llamó la atención fue retirarme los guantes: ¡Qué frío!¡Las manos se me quedaron heladas en un minuto!
Las ruedas quedaron altas. No podía levantar la moto, en un primer y segundo intento. Decidí retirar el equipaje para agarrar la moto mejor. La moví un poco en el suelo para colocar las ruedas, y..., ¡arriba! La defensa y la hierba con terreno blando permitían no correr riesgo con las carísimas tapas.
A sotavento de unas carrascas con maleza suficiente, me pongo fuera del camino, pero, no lejos de él porque se siente que vuelve a soplar. Sol, café, los frutos secos de costumbre y prismáticos. Aquí paso un buen rato, para luego reemprender la marcha por unas pistas altas, inagotables, que me harán parar algunas veces para mirar lejos, algo con lo que disfruto.
Y llegada la hora, a casa, temprano para disfrutar... de otras cosas. Cinco horas de concentrado disfrute, moviéndome por donde nos dejan, y a horas en las que nadie se siente molestado.
No me gusta el video que ha resultado, pero, bueno.
Acorralado en Madrid from Jesus A on Vimeo.
Acorralado en Madrid from Jesus A on Vimeo.
Me encanta, y me pellizca un poco no estar alli contigo, pero... me pasa lo mismo que a ti, la soledad de uno mismo es doble de libertad para hacer y deshacer en todo, se es mas uno mismo con las circunstancias del momento!
ResponderEliminarUn gran abrazo
Medel