Me ha llevado tiempo unir caminos para llegar hasta aquí, deportivamente hablando, sin ninguna prisa, ni necesidad. Pasar el rato e ir descubriendo. El primer día que recorrí este lugar me prometí que iría a dormir, a pasar la noche, a estar.
Me encuentro muy contento de haberlo hecho, así como del compañero que se apuntó, y de cómo sucedió, del ritmo, y del pedazo de tiempo agradable sin excesivo calor y fresco al anochecer. ¡Ah!, y los no demasiados mosquitos que me acribillan siempre, si bien llevaba recambio recién abierto de la pulsera de Parakitos.
Paramos a refrescarnos en Belmonte, en la plaza, con el jaleo justo, desde donde cogimos carretera hasta la pista que nos llevaría hasta el punto "A", y que ya recorrimos de noche. EL rato de carretera y el camino a oscuras fue placentero, por la temperatura y la cerca de luna LLena que se avecinaba.Se nos cruzó Bambi, y otros tantos miles, ¡que digo!, ¡millones!, de conejos.
Tras montar el campamento, aposentamos los traseros y a cenar, ligero, y nos dieron poco más de la una y media cuando nos metimos en el "sobre", en la larva, en el saco.
A las cinco y media se puso a cosechar alguien y nos quitó el sueño. Al Mapache antes que a mi. Yo la escuchaba pero estaba tan ricamente, pero, Mapache se levanta, oigo pisadas, que continúan y eso ya me pareció extraño. Podía ser sonámbulo e írseme al agua solo sin mirar, y la liamos. Estuvimos viendo el viernes cosechadoras, por lo que no era de extrañar el ruido claro de cosechadora: formaba parte de ese tiempo, pero, a las seis menos cuarto parecía pronto para tanto ir y venir.
Recogimos..
... y desayunamos en la orilla amaneciendo, y como hacía unas horas, le dimos al pico a base de bien, admirando el paisaje, sonidos y la calma del agua. No había prisa. Volvíamos a comer, pero, montaríamos en moto lo que tocara, y estábamos a nada de casa: ¡lo que se puede hacer cerca de casa y en el mes de junio/julio con tantas horas de luz!
Foto de recuerdo y despedida de los buenos ratos charlando, y disfrutando de la noche. Dormimos pocas horas, pero, no nos levantamos mal, y no se notó nada en el resto del día, salvo por la tarde, que ya entraba sueñaco.
La vuelta la haríamos por la zona que dejamos de hacer la tarde anterior: a Villamanrique y de ahí la zona seca hasta Belmonte donde todo cambia. Y tiene su gracia, si bien nunca lo he hecho en ese sentido y no son las mismas vistas con mirada a la depresión del Tajo.
Sin embargo, yo me lié, lié a Mapache, y dimos una vuelta en círculo por unas pistas altísimas que fueron una pasada. Con algún para adelante, para atrás, pero nada grave.
Por tanto, no cumplimos el plan, pero, estuvo bien, y pudimos llegar a un sitio clave:
Este salto de agua se escuchaba desde el punto "A". Un placer, más desde este lado del río que del otro, que también.
Tuvimos por aquí, algo de barrillo, algunas bañeras, y campos cosechados dorados llenos de pacas. Pasadas las doce subía el calor. Otra parada de refresco, y carretera secundaria y final de autovía hasta la urbe.
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