viernes, 6 de marzo de 2015

Trescientos cuarenta y nueve

¡Menudo día de invierno, claro, frío a primera hora y caluroso a partir de las once de la mañana!






Los cero grados me han acompañado un par de horas, pero gracias al sol y a esos guantes conectados a la batería, se ha hecho llevadero.El lugar a explorar se encuentra lejos. Una vez allí te puede defraudar la constante prohibición para poder acceder a lo verdaderamente importante, pero, no solo sobre un vehículo, sino también andando; Sin embargo, el bucle merece la pena, pues, la carretera de tercer orden y las pistas concéntricas al lugar prohibido merecen la pena y mucho.





"Prohibido circular a pie". No había visto nada igual hasta hoy que yo recuerde. La moto no ha rebasado ni un centímetro cualquier señal que he encontrado informando de que no deben pasar vehículos a motor, pero, a pie no he cumplido; No me cabe en la cabeza que caminos con tierras cultivadas a derecha e izquierda, no sean transitables a pie y una vez allí no era cuestión de ir a buscar la autorización necesaria para poner las botas sobre el terreno.

En este lugar dejo la moto arriba, en el parking y me bajo caminando. Unos tres km habré hecho ida y vuelta y con el café caliente y la caminata el cuerpo ha entrado en calor. Una pena que no haya pasado el tren en ese momento. Igual tienen que bajar los pasajeros y empujar para no molestar a la fauna y flora.





Al fondo la sierra de Urbión; Cielo azul y vista clara. Varios corzos me han alegrado las horas en varias ocasiones.






Segovia, Soria, Burgos. Los carteles de estas provincias se me mezclan. He debido entrar y salir de cada una de ellas en más de una ocasión, y encontrado cruces constantemente de carreteras hacia una capital u otra.











Por mas que intento colarme legalmente resulta imposible, y para acercarme a pie siempre queda alejado el cortado para darme otro paseo con las "botitas"; Hasta que lo consigo caminando en un recorrido de seiscientos metros ida y vuelta; Pero cuando llego al cortado veo que no es el centro de las hoces, aunque, bueno, no está mal. Tampoco en bici se puede pasar, En verano parece que si, supongo que cuando ya se ha reproducido todo bicho viviente de la zona.







Sin embargo estos bichos parecen estar acostumbrados a que nadie les haga daño. Por fin, se echa a volar cuando tropiezo con una piedra y parece que el ruido le asusta. Por supuesto le he pedido perdón a él y a todos los que sobrevolaban la zona. 







Es hora de comer. Y encuentro un lugar agradable con merendero: mesas de madera pegadas al río, columpios, fuente,  manantial, camino marcado, todo limpísimo para hacer que te quedes ahí, pero cuando recoges caes en la cuenta de que ¡¡¡¡ no hay papeleras!!! Por supuesto allí no dejo resto alguno pero era para haberlos llevado allí donde extienden las autorizaciones y dejárselos encima de la mesa.







Es hora de volver, con calma, por esas carreteras por las que pasé en una ocasión cuando compré esta moto, aunque me desvío y recorro otra nueva en peor estado: ¡una gozada!












¡Por favor que no arreglen estas carreteras nunca! Exagerado, pero, eso, que no les quiten las curvas ni las ensanchen y que vuelva los quitamiedos que se ven en la imagen, pero coloquenlos mas cerca unos de otros que la moto pasa entre ellos y te vas para abajo.







El dia primaveral que queda, pero con esa claridad de la atmósfera de invierno, y con la vista en la nieve al frente hace que no pase de 100 / 110. Regreso con toda la calma disfrutando del paisaje.








La Pinilla, Somosierra, Navafría, al fondo a la derecha, lejos, Mujer Muerta, y el terreno verde entre cada pico y yo. ¡Han merecido la pena los trescientos cuarenta y nueve km recorridos!



2 comentarios:

  1. El dia tuyo... minimo vale por dos mañanas.... bien por tu tiempo
    Un saludo
    Medel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Oh, mi Dia! De verdad que somos perezosos por no querer ir más allá con todo lo que hay. Y sin prisas.
      Me parece lamentable el exceso de celo en la proteccion de la naturaleza. Luego tenemos a los ancianos olvidados en los pueblos, pero los buitres, lobos, etc, ¡madre mia!
      Bueno, haz uso de tu cupula.

      Eliminar