sábado, 3 de mayo de 2014

De gargantas y Hornos de Cal

En mi penúltima salida con la moto, recorrí tierras segovianas para disfrutar de la vista de La Mujer Muerta y conocer un rincón del Rio Moros.







En esta ocasión no salgo de Madrid, sino de otro pueblo de la provincia de Segovia, y llego al punto de partida de la ruta tras algo de carretera nacional y secundarias, y como últimamente salgo temprano.




En esta ocasión he salido para hacer andando la senda que te lleva a "La Risca",...






... una garganta que impresiona a pesar de su no demasiada altura, ...






... pero sí por su estrechez, sonido del agua y dificultad para asomarte al vacío. Habia escaladores (fijarse en la pared de la izquierda de la siguiente foto). Que envidia. Me recordó aquellos años en los que descendía cañones.














Y no sólo estaban dichos escaladores colgados de la pared a temprana hora ( 9.30 am), sino que ya pasaban por el "Puente de los Enamorados" "bicicleteros" de aluminio y suspensión a darse una paliza.





Tras pasearme una hora por el lugar, me tomé el segundo desayuno de la mañana.








El bosque en el que nos encontramos, asi como todo el que se divisa hacia la falda la montaña, hoy está prácticamente "abandonado", pero quedan rastros de muchos cobertizos, refugios, de otra época en la que eran verdaderamente explotados y cuidados.




Y de ellos saldría probablemente parte de la leña para cargar estos hornos utilizados entre los siglos XVI a XVIII.






La cal era un elemento importante hace unos siglos: Todas la obras se realizaban con cal, y cal salida de aqui se encuentra en las paredes del Monasterio de El Escorial, las casas se blanqueaban con cal que tenía ademas propiedades higiénicas, los médicos recetaban "agua de cal", las viñas se salpicaban con cal, así como se desinfectaban piaras.







Y este oficio era más habitual del que a mi me hubiera hecho pensar antes de la visita a estos hornos. Nunca te acuestas sin saber una cosa mas. Desde luego.

Una panorámica del lugar desde el camino por el que continué:








Tras la visita, continué mi ruta ahora ya más pendiente de la navegación, y de los paisajes.










Y tras cruzar la AP 6 aquello cambió radicalmente. 







Todo pradera verde hasta la sierra aquella de los molinos, pero que dejé a la derecha para más tarde circular por una pista pegada a la montaña con unas profundas y coloridas vistas...





... que obligaban a parar y disfrutar del entorno,...





... y en alguna ocasión adelantarme andando por algún sendero para  asegurar el continuar o buscar otra opción - es lo que tiene ir solo -.





Un estrecho vadeo pero mal oliente y fangoso me esperaba poco antes del final de la ruta de campo de hoy.







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