Me ha encantado el cañón del río Guadalix. Solo tengo un par de fotos:
El casco se quedó en casa, y el gorro para lluvia me vino como anillo al dedo.
Estos son los chiquillos con los que fui. Conocidos, salvo dos, un gaditano salao, y uno con eléctrica que hablaba maravillas. A mi no me convencen todavía.
Avellanas, chocolatinas y agua.
La temperatura perfecta, lluvia ahora si, ahora no hasta las más allá de las doce, verde, vacas y caballos.
Aquí nos abandonan dos, aunque no del todo. Nos volvemos a encontrar en la presa de Pedrezuela
Preciosas vistas de La Cabrera. ¡Qué bonito espacio!
Agua de sobra, patos, y comienzan los colores del otoño.
Yo iba con el temor de que me diera algún tirón en los muslos que no ha llegado. Bien al contrario me he encontrado fuerte, no tanto como ellos, pero a mi ritmo todo ha ido bien.
Hay que repetir esta ruta. No parece que esté a 25 minutos de casa.