martes, 27 de diciembre de 2016

Sigue tu camino.



Con la idea de ir a pasar eso días de Navidad fuera de Madrid, preparé bolsa de ropa de moto y accesorios varios que llevar y cargar en el coche. El carro, recién pintado, se encargaría de cargar con la Avispa.




Como no podía ser de otra forma, el último día levantó la niebla a buena hora y lució el sol casi todo el día, y yo elegí salir uno de los días de constante niebla.





Pero, a pesar de lo molesta que es, del frío que añade, del barrillo que crea en el suelo y agua en la carretera, como que le estoy cogiendo el gusto por el paisaje distinto que crea.





Las fotos son de los escasos ratos sin niebla que encontré en la mañana. Dos cañones, un castillo y un pueblo abandonado quería unir por campo. Y lo conseguí aunque al pueblo abandonado llegué sin tiempo - otro día-. La zona de arenal que crucé fue una gozada, pues la tierra húmeda permitía andar con menos dificultad y mayor facilidad para avanzar y jugar con la arena sin darte contra un pino.





Falta agua. Una lástima los desastres vividos por el sureste hace unos días, pero hace falta lluvia suave para el campo y disfrutar de los ríos cargados de agua





En este lugar se me cayó una pared de piedra apoyándome para colocar la cámara. ¡De qué forma más tonta me fastidié el dedo meñique de la mano izquierda que todavía me duele! Las piedras estaban en perfecto equilibrio para caerse con el primer zascandil que pasara por allí a ver las ruinas y a toquetear.





La niebla le queda al castillo que ni pintado. Aquí fue el único sitio donde se me quedaron las manos ateridas. No hacía mucho me había tomado un café bien caliente en un conocido pueblo de la zona, pero no pudo con la temperatura y humedad que había por aquí.

Y la niebla ha sido una buena compañera, no así por carretera. El GPS diciendo por donde tienes que ir, y esa visión cortada a pocos metros por ella ha resultado divertido, misterioso y sorprendente de nuevo en este mes de diciembre.


Y añado un vídeo



Esta es mi manera from Jesus Alloza on Vimeo.

sábado, 10 de diciembre de 2016

Más niebla.

Una vez más salgo con la "dichosa" moto si bien sin nada programado; Disfrutaré de lo que venga, y sin necesidad de superar más obstáculos que los que encuentre, nada ya de buscarlos. Aquello de subir a la caseta de vigilancia forestal por el camino más corto quedó atrás.




De cómo y a qué hora he llegado a esta bonita Plaza..., solo diré que era temprano, que la mitad del recorrido - por campo - había niebla, y que el "jabón" estaba presente aunque superficialmente, nada grave, salvo los 150 metros del puente donde creía que el barro podía con la rueda delantera.




Como es costumbre me voy a por la bollería típica del lugar; Saco de debajo del asiento la mochila del Decatlhon  de esas que ocupan nada y menos, la echo a la espalda y vamos a ver qué más ofrece el camino.




Ya tenemos las primeras luces.




Y al bajar hacia el valle, y dependiendo de los sube y baja que voy encontrando, de nuevo la niebla. Sin embargo, ahora ofrecerá buenos momentos por la atmósfera que crea.




Me retiro de la pista para internarme en un callejón por el que pasé la última vez con mi mujer en bici hace ya la tira de tiempo, y alcanzo el cantíl que buscaba.


Yyyyy,... ¡bingo!





Para hacer la foto con la moto y autoretrato tendré que bajar la cuesta porque el terreno resbala, y dar la vuelta con la rueda delantera para abajo me da trabajo; Mejor bajar con inercia y subir para apoyar bien la moto sin miedo a que se caiga.





Hala, ya. Disfrutado

A bajar toca, otra vez, pero en esta posición me resulta fácil dar la vuelta y luego primera y a dejarla caer (¡Qué gusto de neumático delantero nuevo!)

Despedida junto a la carretera y a dar cuenta de los bollos a casa, tras cuatro horas más que sumar de moto y campo a mi fugaz vida.




 Esta sí es mi moto; La Gas Gas - del martes - para un rato..., vale.


martes, 6 de diciembre de 2016

Otra de las mías.


Diría que estas dos primeras fotos forman parte de lo mejor de la salida. 




Me paro en varias ocasiones para sentir el subidón; 1.100 metros de altura y 1 º, aunque no demasiado frío. Con el motor parado reina el absoluto silencio y algún sonido de vez en cuando del motor de un tractor de fondo que no encuentro. Misterio mientras el sol sale.






No es Marruecos, donde en el momento de parar aparecen niños con algún mayor de debajo de las piedras; Pero entre quienes siembran con su tractor y salen temprano, cazadores, alguno haciendo leña y señoras paseando no puedes sentirte sólo del todo rodeado de intranquilos corzos.

Esta salida ha tenido dudas y dudas y dudas y algún contratiempo.




Debería haber seguido el programa, pero, el colmo fue ver una pick-up con barro hasta por encima del escape. He ido superando algunos  obstáculos -de muy distinta índole- para por fin llegar aquí, pero las sugerencias de mi vecino de "ten cuidado donde te metes que mira el Antonio cómo tiene el coche que nos costó sacarlo lo que no está escrito" hacen que me pregunte si tan mal estarán los caminos. Así que abandono y me voy a merodear no demasiado lejos del pueblo.




Por fin llego aquí arriba, a unos viejos corrales caídos; Un rincón escondido que me gusta y desde el que subido andando al vértice geodésico en alguna ocasión. Total que he escuchado que mucha gente del pueblo baja "por el otro lado", y me voy  buscar el desconocido camino. Y aquí viene lo bueno, porque no encuentro camino alguno. Al poco, me encuentro en una planicie llena de piedra y roca; Un paisaje lunar. Si el barro para alcanzar los corrales no fue obstáculo, entre tanta piedra, y piedra, y roca, y piedra, veo cómo trabaja la suspensión de la Gas Gas, y , junto con la ausencia total de inercias, te permites avanzar incluso sentado como si tal cosa. 




Pero camino ninguno, y aquello se acaba, y a ambos lados ladera de piedras y cortados. Volver atrás no me apetece y decido tirarme como ya he hecho en alguna ocasión con este maravilloso chisme pero con las suspensiones al día y perfectamente ajustadas. Coser y cantar, aunque la postura e inclinación  me impide hacer una foto.




Después de unos caminejos que me acercan al comienzo de la ruta que llevaba preparada, y llegadas las once, llega el momento "bocata", para lo que me subo un alto y allí me quedo un rato.




Ya es tarde, y después de estas horas encima de la moto veo que habría sido posible con esta moto llevar a cabo la idea original. Decir que la ruta era para la Avispa, que no vino porque al subirla al remolque, y teniendo todo cargado ayer tarde, y con el depósito lleno del coche, resulta que el conector del carro no vale para la nueva bola, ¡¡¡cagoen!!! Pero, mejor, con ella no habría podido tocar el campo sin ir sufriendo y jugándome una caída segura por bloqueo de la rueda delantera.





En fin, bajo de mi "posición", y disfrutando un rato de las primeras nieves, me voy a guardar bien la moto, a recoger el equipo, a hacer algunas cosas por casa y un fin de paseo por el pueblo rápido saludando a quienes encuentro.



No se si traeré la Avispa para la ruta que preparé como tenía pensado. Este cacharrillo funciona de lujo. No es lo mismo, no son las mismas sensaciones, no es mi moto, pero se porta muy bien en este terreno.