Parte del monte es conocido, pero otro no. En el vídeo se aprecia más lo cerrado que es. Los caminos hay que buscarlos pues se encuentran poco visibles por la falta de trasiego ya que hay poca gente, no se corta leña, poco ganado, etc, etc.
Una vez lo dejas, aparece el cereal y un horizonte verde y profundo con montes bajos propios de esta zona. Con lo que ha llovido el día me hace disfrutar del verdor, cientos de colores y una fina capa de barro a ratos de las tormentas de la tarde y noche anteriores que hacen que tenga algún ¡uy! ocasional. Con la Transalp habría tenido que retirar el guardabarros delantero, me temo.
Pasada la primera población, empiezas a ver los restos del que fue el Monasterio de Santa María de Cántabos, de 1142 y construído por monjes franceses que más adelante se mudaron a Santa María de Huerta y donde nos han dejado un buen lugar a visitar, además de su rosetón.
Ruinas de Santa María de Cántabos
El monasterio se encontraba adosado a una atalaya circular de origen musulmán (s. X). Ésta, mantenía comunicación visual con Torlengua, donde se supone que existía otra, y con alguna otra se mantenía conexión con el Campo de Gómara.
Río abajo encontramos Monteagudo y su fortaleza. El molino ...., no lo encontré, pero, claro el camino se encontraba cubiero de cereal, que llegaba a las rodillas, y ni me apetecía estropear el trabajo del "tractorero" ni encontrar una piedra no visible que me tirara al río, je, je, je. A cambio encontré el placentero camino del canal.
Antes, hay que llegar a la vía de tren, casetas del cambio de agujas y estación con sus vías muertas.
Una pena no encontrar el reloj de la estación, taquillas y bancos de madera, revisor con gorra, silbato, banderín, etc, etc, je, je, je, ..., y las gentes de cuando se usaba con sus vestiduras nada vaporosas de hoy.
Sigo hasta el pueblo. Gente mayor paseando a sus mayores, casa rural y unos grandotes alemanes. Paseo por la calle hasta el arco y encuentro al Sr de Correos con su moto amarilla que al entrar en la calle tiene el detalle de apagar el motor. Curioso. Igualico que en mi casa.
No toca horario de "visitas". Grgrgrgr
Rodeo el pueblo, y me entretengo por la parte baja de los muros de la Iglesia y de la Fortaleza. De ahí, al pantano. Prohibido salirse del camino, bañanarse, navegar, respirar, comer, beber, andar,..., etc, etc, etc.
Completaré la mañana volviendo parte por donde llegué a Monteagudo, parte por carretera y el último camino hasta el pueblo descubierto en compañía de Mapache, Ricard y Liet K.
Hasta Otra
Caminos a Monteagudo from Jesus Alloza on Vimeo.
Madre mia... como se ve de ligera la pamperita, como siempre sorprende que me asombre aquello que dices y muestras... una gozada
ResponderEliminarUn abrazo
Medel
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarGracias Manolo.
ResponderEliminarSepa usted que me he fijado mucho en usted, y me ha adelantado camino para hacer estas cosas.
Por otro lado, si, yo mismo estoy acelerado con cada una de estas salidas que estoy haciendo. Me Gusta lo que estoy haciendo. Y ya tengo otra en la cabeza por Allí. Es probable que me lleve la Transalp para eso. Desde el pueblo al Moncayo.
La Pampera es...., especial. Bajo de nuevo mis expectativas y vuelvo a la Crf 250 l, pero, la Pampera es un invento.
Que chulada de sitios nos haces descubrir, Jesús.
ResponderEliminarun placer leerte.
A ver si nos vemos pronto!
Liet