domingo, 19 de junio de 2016

Paseo por el "Dulce"


Años ha, unos cuantos, el amigo Gonzalo me enseñaba la zona por la que pescaba con su padre siendo un niño.




La recorrimos en moto y a bordo de su Samurai y mi Vitara no se cuántas veces y con nuestras Transalp.






También hace años, se que esta zona es intocable por un cacharro a motor que no sea propiedad de algún afortunado que nació por estos lugares o familiar, o dueño de alguna tierra o casa.







Hacía más de un año que tenía en mente volver, y claro, en bici con la que todavía cabe ir casi por cualquier parte.




Así que, temprano, como me gusta últimamente, y a seis grados comenzaba a dar pedales para completar los 32 kms, casi, que he hecho entre ir, volver y juguetear por allí y por acá.





La piscifactoría cerró, me ha confirmado un lugareño, la que existía debajo del puente del río a mitad del recorrido.






Esperaba encontrar más agua en los dos saltos que hay, pero, no ha sido así, por lo que no me he acercado. Bueno, a uno no lo habría hecho por que pilla más a desmano. pero se veía que no.





El recorrido es practicamente llano, con esfuerzo justo, el que pongas tu según el ritmo que puedas, en mi caso, y para machacar un poco el corazón y las piernas nada como subir hasta el castillo,





Una lata de melva con cacho pan, unas pasas, y tras unas fotos, vuelta.






Algún desvío en la ruta de vuelta, escasos, pero suficientes para que salgan dos kms más que a la ida.





Un placer la bici por la ausencia de ruido del motor, frente a la moto, y una vez hecha esta excursión apetecen más, pero la moto, es la moto.





El río espectacular, por agua y colores.





A la vuelta la luz ha cambiado totalmente; Son cuatro horas más tarde, ha subido la temperatura aunque tampoco demasiado a la sombra.





Buen lugar de descanso, y más ahora sin motores, o al menos los justos.






Y para poner fin, tras el corzo de la mañana saltando por el río, huyendo tras verme, la segunda sorpresa.











Y fin. A Madrid.
Zascandil por el Dulce from Jesus Alloza on Vimeo.

miércoles, 8 de junio de 2016

Caminos a Monteagudo

En esta ocasión, quería llegar a Monteagudo de las Vicarías. La idea era cruzar " el monte" en esa dirección, llegar a la zona más abierta donde debía encontrar una torre con una muralla y un viejo molino, y bajando por la orilla del río llegar a Monteagudo para andar por su plaza, alguna calle y rodearlo, pues tiene mucho que ver, y acercarme a su estación abandonada.




Parte del monte es conocido, pero otro no. En el vídeo se aprecia más lo cerrado que es. Los caminos hay que buscarlos pues se encuentran poco visibles por la falta de trasiego ya que hay poca gente, no se corta leña, poco ganado, etc, etc.

Una vez lo dejas, aparece el cereal y un horizonte verde y profundo con montes bajos propios de esta zona. Con lo que ha llovido el día me hace disfrutar del verdor, cientos de colores y una fina capa de barro a ratos de las tormentas de la tarde y noche anteriores que hacen que tenga algún ¡uy! ocasional. Con la Transalp habría tenido que retirar el guardabarros delantero, me temo.





Pasada la primera población, empiezas a ver los restos del que fue el Monasterio de Santa María de Cántabos, de 1142 y construído por monjes franceses que más adelante se mudaron a Santa María de Huerta y donde nos han dejado un buen lugar a visitar, además de su rosetón.




Ruinas de Santa María de Cántabos





El monasterio se encontraba adosado a una atalaya circular de origen musulmán (s. X). Ésta, mantenía comunicación visual con Torlengua, donde se supone que existía otra, y con alguna otra se mantenía conexión con el Campo de Gómara.





Río abajo encontramos Monteagudo y su fortaleza. El molino ...., no lo encontré, pero, claro el camino se encontraba cubiero de cereal, que llegaba a las rodillas, y ni me apetecía estropear el trabajo del "tractorero" ni encontrar una piedra no visible que me tirara al río, je, je, je. A cambio encontré el placentero camino del canal.





Antes, hay que llegar a la vía de tren, casetas del cambio de agujas y estación con sus vías muertas.







Una pena no encontrar el reloj de la estación, taquillas y bancos de madera, revisor con gorra, silbato, banderín, etc, etc, je, je, je, ..., y las gentes de cuando se usaba con sus vestiduras nada vaporosas de hoy.




Sigo hasta el pueblo. Gente mayor paseando a sus mayores, casa rural y unos grandotes alemanes. Paseo por la calle hasta el arco y encuentro al Sr de Correos con su moto amarilla que al entrar en la calle tiene el detalle de apagar el motor. Curioso. Igualico que en mi casa.




No toca horario de "visitas". Grgrgrgr




Rodeo el pueblo, y me entretengo por la parte baja de los muros de la Iglesia y de la Fortaleza. De ahí, al pantano. Prohibido salirse del camino, bañanarse, navegar, respirar, comer, beber, andar,..., etc, etc, etc.




Completaré la mañana volviendo parte por donde llegué a Monteagudo, parte por carretera y el último camino hasta el pueblo descubierto en compañía de Mapache, Ricard y Liet K.




Hasta Otra



Caminos a Monteagudo from Jesus Alloza on Vimeo.