martes, 25 de febrero de 2014

Soledad

El pueblo vacío totalmente, ni albañiles, y sus alrededores igualmente.





Tras unos arreglos en la puerta de la cochera y rematar alguna cosa más, me dedico a la Gas Gas, primero lijando el tope de la pata de cabra para conseguir que incline más cuando la extiendes y no se caiga para el otro lado, y probar algo para ver como narices puedo llevar mis cosas a cuestas, y evitar la mochila. 




Y me voy a dar una vuelta, por una zona por la que no he estado.




Sin embargo, a los cuarenta minutos he de volverme por que se pincha la rueda de atrás.




Una verdadera lástima pero son gajes del oficio




Al menos abro camino hacia un nuevo rincón de la zona, aprendo mucho de la GAs Gas pues en esta ocasión nada me impide ir de pie y probar eso de que esta moto es de trial y se sube por donde sea, lo que es totalmente cierto y hasta te pica, te anima a seguir probando, y todo con una posición cómoda y si quieres te sientas. 




Bueno, con esta foto recordaré dónde he de volver pronto.



domingo, 23 de febrero de 2014

Ribera del Manzanares


Ya que siempre voy con el pequeñin por aquí, y que no aparece en las fotos, aprovecho para colgar algunas fotos de la zona.






Una zona plagada de gente paseando a pie, en bici, patinando, corriendo y que sin ser el Madrid Río por su estado, tiene como ventaja que hay menos gente y que sientes más cerca el río.





Hay rincones para fotografiar no solo el río sino también sus aves, y resulta curisoso que antes de terminar la zona arreglada encuentras una finca con caballos, otra con un huerto y gatos y más gatos, y otros huertos pequeños en los que hay gente pasando el rato.







Al terminar, desde casa he recorrido 10 km y empieza esa zona fea en la que encuentras las vias del tren y del Ave por donde pasa supongo que no a toda velocidad pero suficiente para ser admirado




Hoy he hecho la tonteria de pasar por la tubería que no lleva mas que al mismo sitio donde llegas por el camino.







Es un recorrido de 20 km en el que ya hecho de menos al pequeñajo pues es la zona que más recorre.





Una gozada de lugar para los madrileños, para escaparnos.





Y esta vista es espectacular. 






domingo, 16 de febrero de 2014

Jarama

Invierno lluvioso. Desesperación por no poder salir. Para hoy domingo anunciaron sol y aunque solo ha llegado por la tarde y ténuemente, esta mañana estaba todo preparado para salir, hasta la bicicleta ya cargada en el coche.








No me he animado a ir al Coto de Aragosa, pero ya llegará el momento, y he elegido una ruta nueva entre las opciones que he encontrado en wikiloc.





Elijo la bici de mi mujer, Ahí ando, utilizando rueda pequeña, aluminio y suspensión delantera más ese curioso sistema de manillar para subirlo y bajarlo. Todo frente al acero, sin suspensiones pero rueda grande cómoda de la mía. Todavía no se si el placer de montar en bici compensa hacerlo con una bici actual más avanzada. 
La próxima será de nuevo con la Grande de Acero para ver que sensaciones me da frente a estos últimos paseos con la de aluminio.






La ruta me ha encantado. El agua, lagunas por derecha e izquierda, con agua mansa, y un Jarama desatado por las lluvias y deshielos, más las panorámicas desde la altura de la última parte de la ruta, me han ofrecido momentos emocionantes.





Mucha senda. Y partes inundadas que obligaban a buscarse la vista entre la maleza y alguna vez a coger la bici en volandas para seguir avanzando. ¡Cómo baja el agua!








La zona no es que sea bonita. Pero como se dice en los comentarios de wikiloc de personas que salen habitualmente por la Sierra de Madrid, sorprende, hay vistas realmente bonitas y tiene el aliciente de los puentes, la vieja vía de tren de Arganda, y el agua en la que se ven reflejadas las paredes de los cortados.






Bonita senda.






Empecé a dar pedales a las nueve, tras mucho tiempo perdido para encontrar el comienzo de la ruta por despiste, cabezonería, y desorientación mía. Al principio poca gente y poca bici, pero, según avanza la mañana, más y más gente con bicis últimos modelo, y doble suspensión en los casos de los más mayores.








Una laguna detrás de otra. Voy llegando a Velilla de San Antonio.






Encuentro mucha gente aficionada a las aves, con cámaras y trípodes pesados, y algún que otro pescador. Y al Seprona vigilando a todos, o tal vez hoy preocupados por el cauce desbordado de agua y los posibles daños que pueda ocasionar.






Yo, para variar, paseo más cámara de fotos y algo de picar, y con chubasquero que no me fío y el frío de la mañana obligaba a  llevar un cortavientos.








Sudo, pero solo al final me doy cuenta que no bebo agua.





Ruta muy llana. Sendas con algún tramo retorcido. La híbrida grandota y pesada no tiene ningún problema para rodar por aquí, pero la suspensión delantera se agradece en algún momento y a la larga para mi muñeca izquierda.







Cigüeñas. En la parte alta las ves sobrevolando los cortados. Acostumbrado a tanto buitre, bien está el cambio de ave.





Y llegamos a esta represa. Ruido fuerte. Los que pasamos por la zona, nos reunimos ahí, para disfrutar de la fuerza del agua. Hay gente con buenas cámaras fotografiando. El agua arrastra objetos que aumentan la sensación de la fuerza y velocidad con la que baja el agua, bastante controlada menos mal, teniendo en cuenta lo que vemos y escuchamos por radio y televisión.








Ya cerca del puente del tren sigo avanzando con la senda cubierta por el agua.







Y aquí está. Hay que pasar por la izquierda, por ese estrecho pasillo, pues el resto está hueco, hay altura y la fuerza del agua asustan. Un ciclista de un grupo no estaba  muy animado a pasar, pero con ayuda del resto lo ha conseguido. Y la mujer de una pareja ha cruzado agarrada a la estructura a cada paso que daba.






Alcanzo la última laguna, donde se junta mucha gente. LLegan coches hasta cerca de ella. Habrá que investigar por donde se entra. Todo muy limpio, preparado para recibir gente los fines de semana. Y más fotógrafos cargados de artillería pesada. Y bicis.





A subir tocan. Empieza una dura subida con unas vistas que me animan a hacer deporte, a tirar. Lo pagaré más adelante con dos tirones que luego me llevan a tomarme simples repechos con calma, bajando de la bici y subir andando. Y de los fuertes ni hablamos. Varias paradas para estirar y darle al salchichón, ¡ sin agua! (¿por qué no me pide agua el cuerpo?)





Con calma, como decía, sigo avanzando. Encuentro bellas panorámicas. Por fin, a unos 5 km aquello ya o es llano o baja ligeramente. Parece que lo tengo hecho, pero los 600 / 800 metros últimos.... Me aguarda un camino en el que el barro bloquea las ruedas, las zapatillas se cargan de barro y de donde solo se puede salir llevando la bici a cuestas. Por fin la calle en la que a 500 metros está el coche.





Muy bonita esta ruta y aprovechable para lo cerca que está de casa. Y debe haber muchas variantes que habrá que investigar.





domingo, 2 de febrero de 2014

Por Enri y Charo y Little


A las ocho salía del garaje con la bici camino de la Casa de Campo. 

De nuevo digo que andar por la Capital temprano, sin gente y sin ruídos es un placer; Bien cuando he salido en moto y he cruzado Madrid hacia la A 6, bien hoy con la bici, disfruto de su tranquilidad a esa horas.







Hoy hay carrera solidaria por la Casa de Campo. El Puente del Rey se está preparando.








Los primeros rayos del sol.








A partir de aqui me interno por las zonas por las que solía correr durante años con las tres personas a las que me refiero en el título y Alguna Otra. Buenos recuerdos. Me sale envíarles una foto.








¿Porque no vendré por aquí todos los fines de semana? ¿Incluso más temprano?







De cualquier modo, en Madrid, hagas lo que hagas y a la hora que sea, encuentras gente aunque pienses que estás solo. Hay gente corriendo, en bici, entrenando defensa personal o qué se yo.












Pongo rumbo a casa. Y lo hago por uno de esos caminos en los que esprintábamos.









A ver si cojo la costumbre de hacer esto al menos una vez al mes.