lunes, 23 de septiembre de 2024

Acampada final de verano

Fin de semana en el que da comienzo el otoño; El tiempo acompaña, no así el resto de lo deseado.

Con los obstáculos del día a día, resulta difícil que los planes se cumplan, y, si se trata de un grupo resulta más difícil: no terminan de encajar todas las piezas.

Todo esas circunstancias, bien mezcladitas en la coctelera, la volcamos y aparezco en moto lanzado hacia donde quiera que apunte la salida, y ya iré viendo, gracias a Él.



Como dice uno del You Tube, "no hay plan", es decir, que lo que motivó "el sin dios" de la primera causa de romper lo programado, continuaba ahí: el variable otoñal tiempo. Pero, se podía rozar el pensamiento primero, lo que motivó que saliera medianamente preparado para ello.



Distraído, conduciendo tranquilo y disfrutando de haber salido de la ciudad, de todo lo que me rodeaba, y de lo que iba escuchando, caigo en que me veo metido en la misma ruta de la acampada de comienzo del verano, aunque por otras carreteras que me sirven para alejarme de Madrid.

Una tarde tal y como "deduje" de El Tiempo.es suave de temperatura, de no lluvia o alguna fina que se esperaba y no cayó, dejando lo peor hacía justo Ávila.  Y es esta pista donde a la izquierda se encuentra lo que traía, el tiempo deseado, y a la derecha las cortinas de agua que algo más allá dejaban esas negras nubes. Y yo ahí, justo en la línea que separaba lo uno y lo otro.

No quise insistir el viernes sobre quienes no vieron lo que yo veía, porque si sale mal, luego a recibir monsergas. Me dio y me sigue dando rabia, pues es difícil coincidir.



Así que cambio al este adentrándome algo bajo esas nubes, y aquí decido retomar el plan inicial. Envié un mensaje desde aquí y continué gozando con la luz de la tarde - excepcional teniendo en cuenta los pronósticos -, de los caminos, de la gente con sus viñas y otros, y de pensar en usar mi equipo que luego queda guardado tantos meses.





Mira que he trotado por aquí veces, pero, nunca a estas horas, o, si lo hice, sería en comandita jugando al pilla pilla y sin saber lo que me perdía.





LLegué a la carretera pensando en lo que necesitamos que llueva, y repasando la hora y posibilidades prefería montar la tienda con luz. Tranquilamente, busqué dirección vuelta" y me refugié en el lugar que había buscado sin indagar más.




Y ahí pasé la noche. Tuve estrellas, buena temperatura, comencé el nuevo libro, las risas de varios críos con sus bicis, el trato de un padre hacía la pequeña Candela -para oírle-, un paseo más cotilleando el lugar para en el próximo verano ir con el chaval si lo desea, una ducha caliente y a la mañana siguiente vuelta por  carreteras: Picadas,  Cruz Verde - ya con jaleo de domingo por la mañana-, Galapagar y a casa.




Espero que haya otra oportunidad para ese grupo inicial. Por mi parte, tenía que quemar este cartucho porque se pasa el tiempo para este tipo de cosas, y ahí quedan ya en el armario mis cosas hasta otra vez el año que viene.

miércoles, 7 de febrero de 2024

Tarde del 4 de febrero

Un fin de semana ocupado en los asuntos familiares (desde la tarde del viernes) me dejaba sin mi rato para "mi persona". Actualmente no es que sea algo importante, sino que es una necesidad, dado que hace mucho experimenté su importancia.

Tras comer surgió el momento y no lo desaproveché. Dedicarnos tiempo haciendo aquello que nos limpie, que nos haga sentir bien, es necesario, y puedes hacer ejercicio y quitarte ese nervió o ansiedad que lleves dentro, hacer una comida de las que te gustan, escuchar tu música preferida, darte un baño, salir al campo fuera de las manzanas, semáforos, pasos de cebra y ruido diario, pueden ser formas de conseguir sentirte bien.


Ante este escenario es donde yo me recupero, donde encuentro armonía, unido a algo de ejercicio.

El poco tiempo del que disponemos puede suponer o no tenerlo, o cuando lo tienes llevarte a no hacer nada, al sofá. Pero, no va conmigo, y solo hace sentirme peor y desaprovechar oportunidades.

Ahora dejo la bolsa de atrás en el garaje. No guardo gran cosa. Me doy por demasiado confiado. Pero me facilita las cosas, y tardo menos en salir cuando hay oportunidad. También de ahora, y con las formas de este depósito de la XL, llevo la bolsa sobre depósito, con la que me quito peso de los hombros y espalda y alcanzo ms cosas sin bajarme.

Ni Gps, ni móvil que me dirija. Antes el Gps me acompañaba a todas partes, pero, no se por qué razón ahora ni deseo ver el cartográfico e indicaciones de donde me encuentre. Hago menos fotos. Tal vez cansado de recoger lo mismo, que me entusiasma, si bien, en el momento.

Solo me guie por la idea de dónde llegar, sin prisa, pues tenía toda la tarde si era necesario. Me vino a la cabeza aquélla grieta.




LLegar hasta allí lo hice por el camino paralelo a la A1, entrando por el sendero "Manolo". Cuando dio el cubrecarter en el bordillo de ese giro de 300 grados, recordé que él lo avisó, y de esto hace unos años. Camino de casas de campo. Allá donde las veo se me hace la boca agua. Si, al fin y al cabo esa tarde era el postre de la comida. Ahora camino, ahora pista, aderezado con alguna bañera. Bajé la presión de la rueda delantera. Gana un montón, pero, aunque ya la conozco y voy más suelto, no la montaré jamás. Y algún rato asfalto, al pasar por zonas de casas juntas, aunque yo creo que unos cientos de metros más al río es todo camino. Y, ojo, hay que coger el "Camino del Valle" cuando veas la señal, el cual diría que te une a esa pista que pienso que es todo de tierra y que va paralela a la que traía, y que desemboca a seis km de Torrelaguna.



Así que, arriba, a buscar la grieta y la piedra en la que sentarme, esa que se ve encima del casco. Sin embargo al llegar encuentro una cadena con un cartel nuevito que pone no pasar, haciendo referencia a la norma que lo prohíbe y con un final que dice "por favor ayuda a su conservación".

Bueno, el día empujó a que hubiera gente de sobra, incluso que subiera a esa altura, pero, eso haría que el Seprona estuviera atento, y Medio Ambiente, y, estando tan nuevo, no me extrañaría que estuvieran ojo avizor por los alrededores. No me compliqué, con el caso quitado me di una vuelta, me asomé más abajo al cañón y allí estuve un ratillo. Buenos recuerdos y variados tengo de este lugar.



Estar por ahí, rodeado de naturaleza, más viendo todo verde y con agua corriendo, traslada una sensación extraña, en general. Creo que a mi, en particular, más, y me gusta. Quizá sea el motivo por el que con tan poco tiempo desee ir a buscar estas sensaciones solo, pues no veo yo que sean generales y tampoco quiero fastidiar la tarde a nadie. Y ya habrá ratos para ir en grupo, siempre reducido ya que si tenemos que estar todos a lo que cada uno quiere apaga y vámonos.

De regreso elegí carretera, curvas. Mandé aviso de que seguía por ahí a mi tran tran, Guadalix, donde me desvié a ver el pantano con la luz de la tarde, y a Colmenar, por esas curvas, por dónde casualmente pasó un AVE zumbando por la vía de ese pedazo puente. Y bajé a casa tranquilo, pues había mucha circulación entrando en el barrio antes de anochecer. 






domingo, 28 de enero de 2024

Mañana de enero primaveral

 Después de fines de semana de frío, y de imposibilidad para tener tiempo suficiente para salir a disfrutar del amanecer, el día 27 encuentro la ocasión, por tiempo, y por meteorología. Estamos viviendo unos días de primavera en el mes de enero, que, por otro lado, está afectando a mis ojos.

El caso es que dejo preparadas las cosas el viernes por la tarde, con dudas sobre si salir por si, fuera de la Capi, hará frío, o si la helada dejará el terreno no apto para el neumático delantero al que he cogido cierta manía.

Nada más pasar Santa Eugenia, me doy cuenta que la mañana promete, aunque nos desvían de la A3 por una accidente causado por un kamikaze. El termómetro revela nueve grados aceptables, y no hay viento del norte. 

Así que me dirijo al lugar donde es más seguro que pueda disfrutar de la salida del sol, por tiempo, debido al retraso del desvío, y porque no tengo cogida la hora exacta.




LLegué con el tiempo justo para, con calma, poner el trípode, y colocar una piedra donde sentarme.

Como siempre, termo y galletas. Por delante el sol, por detrás una profunda vista del Valle del Tajuña y prismáticos (Casas de campo y chimeneas de las que sale humo: ya he hablado de estas cosas). 



Ya con el sol por encima del horizonte, juego con las cámaras, la buena y la del móvil. La de móvil bastante peor, pero, con mayor acierto, y como no se de fotografía no se porqué ocurre esto, pero, es lo que hay, Quizá sea esta luz, que le va mejor.



Se pasaba el tiempo. Buena temperatura, trinos, tranquilidad de la mañana, y, como siempre, al fondo, lejos, la motosierra que nunca falta; Por supuesto pasó un tractor con remolque, de los de siempre, no de estos de ahora que no se si pasan por los túneles.

Recogí los trastos, me enfundé la ropa y casco, seguí los pasos de la nueva tarea de subir a la moto que es la "conectividad", me puse la música, y desconecté el maldito control del tracción que en condiciones normales no le veo sentido alguno: ¡Qué gusto poder dar una acelerón, "carajo!"



Había hecho lo que me había llevado a salir temprano. No tenía más plan, y viendo el valle, recordé varias entradas de caminos que tengo pendientes. Se trata de conocer alguna orilla con espacio donde parar, al lado del agua.

Así que bajé, crucé el pueblo con olor a chimenea de leña por las calles y empecé a probar. La primera a la que tenía echada la mirada, me salió rana, aunque la disfrute cotilleando las casas de campo y las fincas valladas donde tenían animales, incluso unas cuantas cabras en un caso. Me paré a mirarlas. Luego tuve otros intentos más breves, en un caso con un ganso por ahí suelto, y, en otra ocasión topé con la créme de la créme que, durante un buen recorrido pude disfrutar de los cantiles, sembrados, árboles frutales sin flor, humedad de la mañana y de mi imaginación de las gentes que viven por ahí aisladas en sus casas de campo. Y, mira por dónde, la salida de esa pista, era una de esas entradas que tenia en mente. Por tanto, me temo que la cogeré de nuevo en sucesivas veces. Al cruzar la carretera continuaba, pero esa ya la había recorrido hacía tiempo, pero, me metí para recordar o tal vez encontrar salida. Como no fue así, volví y recordando las vistas en la pendiente de otro camino cercano me fui para allá.



El comienzo de la subida se encontraba en peor estado que otras veces. Pocos suben por aquí, salvo algún endurero, imagino, y, a la vuelta de esa curva a izquierdas que se ve en la foto, el camino se estrecha considerablemente, como para pasar con los Suv actuales inmensos ellos, además de haber ahora dos escalones que no sé los bajos de aquéllos con sus ruedas absurdas de perfil bajo si no rozarán. 

Se me olvido mencionar que me encontré parado un chisme estos que me encantan:



El camino en mal estado acaba en una pista que han repasado. De hecho, al finalizar te encuentras la cuneta de la pista, y, como esta recién hecho, tengo que hacer una pirueta para subir. Al ritmo de "All Night Long" y atravesando dos super bañeras, llego a ...




Un trago de agua viendo como montan el mercadillo medieval que habrá el finde, y vuelta para casa al tran tran.