lunes, 18 de febrero de 2019

Por el canal de Estremera




He completado la rutilla que había ideado y preparado partiendo de casa, directito al Tajo, a Villamanrique, y de ahí hacia Estremera, y ya pasado Estremera a Driebes  y a Mondejar. Todo camino y pista, comenzando a 20 km de casa y con algún enlace de carretera. Y la vuelta por carretera por el Tajuña sentado en el sofá de la Transalp contemplando el valle.



La mañana ha sido heladora.



Los guantes calefactables mantenían las manos frías de ya empezar a doler, pero, es que fuera de ellos se quedaban congeladas. 




Para demostración de lo que digo, están los carámbanos que aparecen en las fotos. Hacer fotos requería concentración a la hora de pulsar el botón con el dedo.




Pero, el azul del cielo, el campo trabajado verde y los tonos marrones mezclados eran un regalo. Una mañana muy fría y muy limpia.





Por otro lado, he cruzado granjas de avestruces, ocas, ovejas, vacas, y he hecho salir a corzos y jabalíes, un zorro, y vuelos de pequeñas aves como aguiluchos. ¡Un zoo!




 Pero, mapaches no, y eso que por el Parque Regional del Sureste hay una plaga, ya peligrosa, por resultar bichos que transmiten enfermedades y con los que no se ha encontrado remedio,...





... no así con los jabalíes a los que se está cazando con arqueros que altruistamente, y por pura afición, están ayudando a controlar su población.

Hay una zona con camino duuuuro, muy duuuro. Es así. El terreno fuera del asfalto a veces es duro, y como mi moto no tiene sistemas de control de modos de terreno a dios gracias, pues, voy agarrando el manillar con ganas por que rebota la corta suspensión demasiado en estas condiciones.

Otra característica de la mañana es lo ondulado del terreno; Eso de ir de pie en la moto, subir una loma y ver a lo lejos que el camino sube y baja, apareciendo y desapareciendo, y con el placer de pensar lo que queda de recorrerlo.





Y llegó la hora del té con frutos secos. Se ha acabado la bolsa que me autopreparé a mi gusto. 



Pedazo de lugar, de pradera, de mini arboleda de río, y qué agua, y qué panorama. Apoyado en la rueda delantera y cubrecarter, paso cerca de media hora al sol, sintiendo como absorbe la ropa el calor, y momento en que apago el chaleco calefactable.




 Luego saco el dron y me la juego: lo lanzo al río y gasto una pila sobrevolando los árboles y cruzando el río hasta la otra orilla. Pero, he perdido una de las dos tomas, grgrgrgrgrgrgr,... demasiadas cosas, demasiados cargadores en casa, y claves y ¡hostias! y se pasó darle al botoncito al final de la grabación.





El Tajo es..., me lo imagino como ese río en el que Ayla pasea en algunas escenas de El Clan del Oso Cavernario recogiendo flores y plantas.




 Está claro que esta excursión la repetiré y buscaré mas "aparcaderos" donde disfrutar a su orilla, o me pararé en algún puente de esos viejos, con vallas del "Cuéntame" a mirar abajo y a tirar alguna piedra.





Topo con la presa que más me ha gustado de las encontradas. El sonido del agua refresca y gusta. 




Y, luego, aldeas con casas deshabitadas. ¿De quién serán? ¿Por qué no van? ¿Cómo no están hoy ocupadas las que están vacías? ¡¡Qué lugares tan perdidos una vez acabado  el canal!!

Me desvío de la ruta solo por el placer de ver aquéllo, pero, tendré que volver. No hay salida. Acaba en una finca.




Vuelvo sobre mis huellas, y tomo la ruta a Driebes. Pistón.



 Qué variedad de terreno. Y tanto me distraigo que me salgo, y acaba la moto en un reguero. No me pasa nada. Iba en segunda mirando totalmente distraído, y la grava no permite frenar sin estrellarse para acabar en el mismo sitio.

En fin, unos amables señores que aparecen, uno de ellos gordete pero forzudo, suman, y el esfuerzo de todos hace subir la moto. No hay tiempo para fotos, y me marco un vídeo hablándome a mi mismo. Recoloco espejos, nada parece roto, algún arañazo, y aflojo la rueda trasera y meto la cadena y a seguir, que hace un extraordinario día.





Los colores rojizos comienzan a aparecer. Llegamos a La Alcarria. 




La pista final..., soberbia, y para terminar en Mondejar.

Hablo por tl con la parienta, le digo que voy para casa, que llego en una hora y para casa, con la familia a comer.

De 10.







Canal de Estremera from Jesus A on Vimeo.

domingo, 3 de febrero de 2019

Siguiendo el Tajo

Tras la última salida con Javi, he querido continuar desde donde lo dejamos, y siguiendo el Tajo.




Me preparé una rutilla, para, desde Villamanrique tirar río arriba. En Villamanrique quería visitar las salinas y lo que queda del castillo de la que fue denominada Albuher en primer lugar. También el Palacio de Buenamesón.





He salido a las ocho y media del garaje, y sin frío por dentro gracias a los guantes y chaleco calefactables, inmejorables compañeros con estas temperaturas junto con la buena capa de crema en manos, pies, cara y cuello como manda la tradición motera. Pero, el comienzo resulta frustrante.





El camino marcado en el GPS a través del G Earth se encuentra vallado, y las salinas no podré visitarlas. Doy vueltas, y encuentro por dónde pasar, pero, abandono por el cartel de prohibido el paso. Para el castillo no hay valla, pero, la finca está muy arreglada y con cartel de "Particular". Buenamesón lo veré desde la represa y mal.






Queda entrar en la provincia de Toledo por la carretera que sube, pero, me separa del plan, con lo que me voy a Fuentidueña por caminos como puedo por el otro lado del río, y, a tiempo pasado, diré que tanta pelea será la protagonista de la mañana, pues la ruta del GPS no se puede seguir: todo vallado o cortado al cabo de un rato, y rodeos y más rodeos y vueltas al mismo lugar. Frustrante.




Menos frustrante ha resultado el no poder sentarme al sol, ya que no había el viento de ayer, y no era racheado, pero, se sabía que hoy también el viento frío acompañaría. Quitarse el casco daba frío, los guantes, la braga, hacer tus cositas; LLevaba mi refrigerio que he tomado en dos partes, pero, deprisita que no se puede parar del viento frío que acompaña. 





Del dron, que me acompaña en la espalada dentro de la bolsa preparada por mi querida Media Naranja, ni hablamos. Ni asomar una hélice. De echarlo a volar, habría acabado en..., Tunez





Sin embargo, me encuentro con vistas, rincones, represas y orillas para baño de verano que me han sabido muy bien,...





...y aunque me haya sentado mal la falta de avance, y dolido verme de nuevo en el mismo cruce de caminos, al final queda lo bueno: una mañana larga de trail turismo que digo yo,....




... con un ratillo machacón de piedras desesperado por salir de ese maldito lugar en el que me he metido.

Igualmente, la parte final, ha sido excepcional. Tengo para entretenerme con lo que haya grabado el Gps y esas pistas que me ha dado rabia dejarlas, porque era un no parar, al igual que la carretera para salir de la zona con señales de "autobús escolar" con el horario en el que circula, y pidiendo precaución. Quizá haya un ruta para al cole a los chavales de las casas de las fincas que voy dejando atrás.





La Transalp, estupenda. Hay algo que no me gusta tras los últimos cambios, y no se qué hacer. Seguiré pensando en ello.
A orillas del Rio Tajo from Jesus A on Vimeo.