Seis y media de la mañana. Salgo para El Hito.
En la gasolinera anterior al desvío he de parar: La mano derecha ya no la siento. Me equivoqué con los guantes y el espesor de la braga. ¡Menudo frío!
Una vez recuperado, y tras un café bien caliente, me acerco a la ladera desde la que quería jugar con los prismáticos y volar el dron. Lo segundo resulta imposible, pues, al poco de parar comienza a subir el viento y no puede ser.
Bajo, y me acerco al observatorio rodando tras un tractor. Aquí el viento es más suave, pero, también resulta complicado tomar unas escenas desde algo de altura.
Al final, lo consigo, y me tomo la mitad del termo de té que llevo husmeando el lugar. El sol ya calienta.
En el mirador de El Hito enciendo el GPS para comenzar la breve ruta por campo, a partir de aquí ya desconocida..
No hay tanta agua como creía pero, bueno, vale. Y, como casi siempre, sucederán más cosas a lo largo de la larga mañana.
Atravieso el pueblo tratando de fijarme en todo...
..., y enlazo la pista que me hará ya ver el comienzo de esta Sierra, continuación de la ya visitada en un par de ocasiones de Altomira.
Muy bonita mañana. Me entra hambre. Por el frío que pasé, tal vez.
Me cruzo con un buen hombre que me da algo de conversación; "Qué haces por aquí", "que te has perdido o qué". Hablar sólo y con quien me encuentro será la gracia de este día.
Una vez atravesada la Sierra, por pista, camino, y algo de camino de ese que hay que adivinar, y de disfrutar unas bonitas vistas constantemente, doy a la ladera desde la que ya se divisa el castillo de Puebla de Almenara.
Trayecto corto, con algún que otro error por disfrutar del verdor del campo. No hay prisa, ni la tengo, ni la busco. Al contrario. Y eso me lleva a parar en el pueblo donde hay mercadillo, donde compro una buena bolsa de frutos secos para picotear con el té en el castillo.
Pero mira por donde, unos vecinos me invitan a chorizo, alitas de pollo, carne con patatas, que preparan en una plaza en unas cuantas hogueras. Todo acompañado de vino, del que no puedo abusar, evidentemente.
Tras media hora con ellos, sigo mi camino, paro en la Ermita y salgo a dar una vuelta por el parque eólico y camino del castillo.
Disfruto de sus muros, del de la torre del homenaje especialmente, de los pasadizos y almenas. Todo con un viento, vaya, no para lo que pensé, por el dron, aunque agradable, y que me dejará mejores sensaciones que el día nublado y frío que pasé hace tiempo
Aunque en esta ocasión no veré grullas...
Y terminaré el termo.
Tras un buen rato, volveré pasando por Pozorrubio, cuyo actual pozo de la plaza me dejará algo frustrado. Hoy es una fuente.
Y así acaba otra escapada, amena y descansada y que deja un buen sabor de boca.
Rodando por La Mancha from Jesus A on Vimeo.