Por fin, Javier y yo quedamos. Hubo un "uy" pero no terminó de cuajar y ahora nos reunimos en una gasolinera para que él pruebe el campo, no por primera vez, por que él ya monta pero sin nadie que le pueda servir de guía y saber que más puede hacer y despejar dudas como cómo dar la vuelta en determinados momentos, por ejemplo, a su elefante.
El problema que encuentra es que no le dejó dar la vuelta...
¡¡Hooombre que si pasa!!
Y junto con Javier, y de esas veces en que una llamada, un gesto, hacen ver que quienes se llaman, miran, etc, están pensando el uno en el otro, se unen Juan Carlos y ....
... Luis.
A ambos les conozco, se que son tranquilos, que disfrutan del rato, de lo que rodea y de la moto, y de J.C. que también mantiene el ritmo si es lo que toca.
A ambos agradecerles haberse portado estupendamente con el Principiante desde aquí, un Javier a quien he podido ver ilusionado y a quien espero que le haya picado el campo para repetir de vez en cuando, pues ya se que hay otras cosas que le gustan más.
La excursión fue una conocida, repetida, cerca de mi casa y de alguno más, con fin en el castillo de Oreja y de sus cantiles
Y de sus estrechos y atractivos senderos de acceso a la torre.
Un rato en la torre disfrutando de la vista, y del embutido y picos de J.C. y mío, pone fin a la excursión del día, que solo acaba con un punto negro que espero no tuerza el camino al campo a Javier, y que esto se repita.