La ruta de bici de hoy debiera haber sido la ya planeada a 118 km de aquí. Incluso debió ser en compañía, pero, ya se sabe lo difícil de coincidir y tras los km de coche de ayer, no quería hacer muchos sentado al volante de nuevo
Así que tiro Parque Manzanares abajo y a ver que sucede.
Salvo la zona del Ave que es abierta y en este tiempo no hay colores del campo que no sean estos grises hasta que se siembre, resulta bastante entretenida la ruta.
Aquí ya hemos pasado ese tramo de piedra agarrada al terreno que, con ese malestar con el que me he levantado, me ha dado por saco pero bien. Miiii cabeeeezaaaaaa
Ni una gota me ha caído de todo lo que decían iban a dejar estas nubes procedentes de no recuerdo qué huracán que se había formado y cuyos restos iban a entrar a España por Galicia. Habrá sido por que llevaba ropa de agua para aburrir y ya se sabe que si no vas preparado cae, pero si es al revés...
Y, como decía, a ver qué ocurría. Ya en la anterior foto me adelanta esta panda de endureros y quads que encuentran dificultades, más uno de ellos que cae al agua por subir..., no se dónde iba el tío. Pero calado ha acabado y por suerte sin roturas de huesos.
Después de reírme un poco de la situación, de la moto que no arranca a la que se suben hasta tres para conseguir arrancarla, me largo y continuo mi salida observando los colores ya de otoño de los álamos que veo en la distancia.
Sale el sol. Me quito ropa, y me entretengo con un individuo que se acompaña de un dogo bonito, bonito y con el que entablo conversación sobre la finca de ganado que tenemos al lado, sus toros, y los caminos para rodearla. Motero también pero ahora de baja. Nos despedimos y en vez de ir a la laguna del Campillo me quedo en la más cercana, la rodeo, sus 8 km, y me cojo el tren en Rivas de vuelta a casa, entretenido con la panda de chavales y chavalas que van en el vagón. Para echarles de comer a parte. Divertidos.
Un lugar de los favoritos